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Una de las principales virtudes que se durante años se le atribuyeron a José Mourinho fue su capacidad para unir y cohesionar sus plantillas, para proteger a sus jugadores, para crear un entorno adecuado que permitía a los futbolistas estar pendientes exclusivamente de desarrollar su talento con el balón. Se le suponía, en definitiva, un maestro convirtiendo en búnkeres los vestuarios por los que ha pasado y él mismo se vanagloriaba de ello afirmando que se marchaba de los clubes dejando "muchos amigos".
Se hablaba de su gran relación personal con Deco en el Oporto, con Drogba y Lampard en el Chelsea o con Sneijder, Ibrahimovic y Materazzi en el Inter. Nunca se dio demasiada importancia a las memorias que escribió Claude Makelele, con quien Mourinho coincidió en Londres. El centrocampista francés aseguró que el entrenador de Setúbal "pasó de emborracharse con los jugadores a ser cruel y reclamar toda la fama".
Ahora, cuando la continuidad del luso en el Real Madrid es cada día más negra, cuando en Inglaterra ya se pone incluso fecha (1 de julio) a su presentación como técnico del Chelsea, comienzan a aflorar con fuerza sus problemas con los jugadores. No sólo con Iker Casillas y Sergio Ramos, a los que Mou lleva meses viendo como enemigos. También Cristiano Ronaldo y Pepe, vinculados estrechamente al técnico, han alzado su voz públicamente para mostrar su desapego con su entrenador.
Si tras la eliminación a manos del Borussia Dortmund fue Cristiano Ronaldo quien dijo que no le preocupaba lo más mínimo el futuro de Mourinho, este sábado se personó Pepe ante las cámaras para cuestionar ostensiblemente el trato del técnico hacia Casillas.
"Hacia Iker hay que tener un poco más de respeto. Los jugadores y la afición estamos con Casillas. Las palabras del entrenador no fueron las más adecuadas", dijo el central, capitán del Madrid en el choque ante el Valladolid. Y añadió: "Iker es una institución en este club y en España".
En las tres temporadas de Mourinho en el club blanco siempre se había hablado del enfrentamiento de clanes -español y portugués- en el vestuario o de la guerra abierta entre el técnico y Casillas y Ramos. La pugna había puesto en la encrucijada a Florentino Pérez, que para la próxima temporada se veía con la obligación de elegir entre el técnico portugués o dos referentes del Madrid. Ahora se entrevé que son muchos más los jugadores disgustados con su entrenador e incluso otros pesos pesados habrían pedido ser traspasados si el entrenador continúa.
La plantilla siempre ha recriminado al de Setúbal que les achaque todas las derrotas a los jugadores y que criticara en público, por ejemplo, a Khedira, Ozil o Modric. La política del técnico en las últimas semanas no ha ayudado demasiado. Sobre todo cuando envió a Aitor Karanka a remarcar la distancia entre futbolistas y cuerpo técnico antes de jugar el derbi ante el Atlético de Madrid o cuando al vasco le tocó desacreditar a Pepe (suplente habitual desde su lesión en enero y al que le han colgado la etiqueta de transferible) y criticar al club por no haber fichado a Diego López hace dos años.
Todo vale para lograr una victoria, aunque sea a costa de destruir un grupo, como apuntaba Makelele. "Es un ganador nato. Sabe cómo utilizarte y cómo motivarte para sacar todo de ti. En esos términos es un gran entrenador. El problema es cuando quiere ponerte por debajo. En ese punto es calculador, cruel y ambicioso", apuntaba el francés en sus memorias.
"Al principio –apuntaba el exjugador del Celta, el Madrid o el Chelsea- mantenía alejados de los focos a los jugadores, nos emborrachábamos juntos, nos gastábamos bromas, pero de repente dejó de contar con nosotros y ya sólo le valían las nuevas estrellas. Cuando quisimos darnos cuenta, estaba por encima de nosotros y por encima de la institución. Ya era demasiado tarde".
Para Makelele, el punto de inflexión en la relación con Mourinho llegó, precisamente, "durante la tercera temporada en el Chelsea". Mourinho se olvidó de nosotros y reclamó todo el crédito para él. Nadie podía tener más fama que él", añadía. Consciente de que tiene contrato con el Real Madrid hasta 2016 y que su regreso a Londres pasa porque Florentino le abra la puerta de salida, se avivan las discrepancias entre el luso y su plantilla, obligando al presidente blanco a tomar una decisión drástica.Social Media for Business here
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