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sábado, 11 de mayo de 2013

Reyes lidera al Real Madrid hacia la ?novena?

Reyes lidera al Real Madrid hacia la ‘novena’

Reyes intenta anotar ante Tomic. / EfeSocial Media for Business here

Florentino Pérez ya tiene su final londinense. No se jugará en el mítico estadio de Wembley sino en el O2 Arena, y no llega de la mano del todopoderoso ‘Special One’, sino gracias a un cuarentón vitoriano entrado en kilos y con una evidente alopecia. Poco queda de aquel base rápido, descarado, con una forma particular de botar la pelota que perdió hace 17 años su única oportunidad de ganar una Euroliga. Ese chaval que mamó el baloncesto en casa, que era el ‘hijo de’ y fue capaz de hacerse un hueco como jugador y ahora como entrenador. El pequeño de Pepe Laso, un histórico del baloncesto español, ha superado a su padre y ha clasificado a su Real Madrid para la final de la máxima competición continental, precisamente, ante el equipo que le privó de ese sueño en 1996.

No lo ha tenido fácil Pablo desde que obtuviera el título de entrenador nacional allá por 2003. Tras su paso por el Guipúzcoa Basket, solo el fracaso de Ettore Messina y la confianza ciega de su excompañero, amigo y director deportivo blanco, Alberto Herreros, le colocaron en un banquillo en el que sus detractores aseguraban que no daría la talla y en donde se pensaba que la sombra de su padre iba a ser demasiado alargada.

Desde el primer momento instauró la idea de juego que tanto le gustaba como jugador, la que mostraron ayer sus pupilos para superar por 67-74 a un Barça que se desfondó tras mostrar su grandeza y que poco pudo hacer ante la avalancha final de velocidad, explosividad y acierto de su rival en los últimos cuatro minutos del partido

Algunos critican sus carencias para dirigir al equipo en finales ajustados, pero en la segunda semifinal del torneo le dio la vuelta por completo a los agoreros. Al Madrid le bastó con una última arrancada para sentenciar a unos culés que cayeron lastrados por la ausencia de Mickeal y los lesionados.

El Barça lo intentó con todas sus fuerzas, de eso no hay duda. Pero no pudo dar más de lo que dio. Decía Ricky Rubio que Juan Carlos Navarro podía estar lesionado, con dolor o volver tras varias semanas de baja, pero siempre es capaz de «meter 30 puntos». No lo hizo ayer pero nada se le puede reprochar en estos partidos de máxima tensión y trascendencia. Salió con el traje de las grandes ocasiones, atrayendo a los defensores hacia él como un imán, y abriendo un espacio interior para que el talento de Tomic lo explotara hasta el aburrimiento.

Al capitán azulgrana se le sumó el acierto de Marcelinho Huertas (19 puntos) con sus particulares tiros con una pierna, y la zona se hizo aún más grande. En esas condiciones, el croata es, hoy por hoy, el mejor interior europeo. Su calidad ya era incuestionable cuando vestía de blanco, pero en el Barça ha encontrado un equipo que juega a su ritmo y para él, y con el suficiente talento exterior como para que los rivales no puedan centrarse exclusivamente en él. Su partido fue sencillamente extraordinario (18 puntos, 12 rebotes y 34 de valoración). Pese a no contar con el apoyo de sus compañeros interiores, Tomic hizo todo lo posible y lo imposible para equilibrar el juego de su equipo. Lorbek estuvo horrible, en la línea que está mostrando esta temporada; C.J. Wallace mostró una vez más que es un buen jugador para un equipo medio pero no alcanza el nivel suficiente para una ocasión como esta ‘Final Four’ y Jawai apenas pudo disputar un minuto y medio para dar descanso al ‘44’ culé.

Al Madrid, por su parte, le faltó algo con lo que contaba, sus tiradores. Ni Rudy Fernández ni Jaycee Carroll estuvieron a la altura. Menos mal que las alternativas de los blancos son infinitas. Tiró de sus dos hombres más en forma: Sergio Rodríguez y Felipe Reyes. El base estuvo sensacional (12 puntos y 9 rebotes). La barba de la Euroliga se ha convertido en un director de juego fiable, capaz de cambiar el destino de un partido y después controlarlo a su gusto. A eso ha sumado su infalibilidad en el lanzamiento exterior, imprescindible ayer ante el desacierto de sus aleros. El gran capitán, mientras tanto, se convirtió en el ‘conseguidor’ merengue. Todo lo que le hizo falta a su equipo él lo aportó. Sumó puntos (17), rebotes (5) y lideró la defensa blanca en un último cuarto que pasó de entregado a ganado.

Entonces, tras un encuentro tremendamente igualado, el Barça pareció dar el zarpazo definitivo de la mano de Huertas y Jasikevicius. Con ocho puntos de diferencia y ante un Madrid atascado, Pascual parecía volver a imponer su magnifica estrategia, pese a las ausencias, a la de su impulsivo rival. Pero Reyes no estaba dispuesto a desperdiciar la oportunidad de clasificarse para su primera final en la máxima competición continental. Y mientras Felipe subía, su rival se desfondaba. Tomic y Navarro no dieron más de sí y el partido se escapó como la arena entre los dedos, sin remedio y con la angustia de no poder hacer nada para evitarlo.

Y el Madrid volvió a ser grande en un partido memorable. 18 años después, regresa a la final de un torneo que ha ganado ya en ocho ocasiones.

Por cierto, una pena que el torneo más importante que se juega en Europa se celebre en un escenario con buena parte de las gradas vacías. Llevar la ‘Final Four’ al mismo escenario de la final olímpica era una propuesta atractiva, pero el escaso interés en las islas por el baloncesto no aseguraba el éxito de público pese a la participación de cuatro de los equipos con mayor atractivo del baloncesto FIBA. En un O2 Arena con capacidad para 20.000 espectadores apenas se llenó la mitad del aforo.Social Media for Business here



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