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martes, 30 de abril de 2013

Real Madrid-Borussia Dortmund

José Mourinho se enfrenta en el Real Madrid-Borussia a una transformación imprescindible para llevar a cabo la titánica tarea de remontar un 4-1 en las semifinales de la Liga de Campeones. Acostumbrado a practicar un fútbol basado en el contragolpe, el máximo exponente mundial de esta filosofía ha de variar sus planteamientos y ser valiente en la que se podría ser su última oportunidad para no fracasar en el conjunto blanco.

Después de tres temporadas en el Real Madrid el técnico portugués está ante su último año como manager del conjunto blanco, según han apuntado diversos medios en las últimas semanas. Una Copa del Rey, una Liga y una Supercopa son los trofeos que ha añadido a uno de los museos más laureados. Pobre bagaje si se tiene en cuenta que ha dispuesto del equipo con más recursos económicos del mundo y si se compara con los logrados por su máximo rival en el mismo periodo (una Supercopa de España, una Copa del Rey, dos Ligas una Champions League y un Mundialito de Clubes).

La derrota ante el Borussia Dortmund ha dejado casi sin opciones a su equipo en la Champions League. Pero, lejos de intentar calentar el ambiente y agarrarse a la posibilidad de una remontada, Mourinho prefirió, en la previa, regañar de nuevo a sus jugadores y de paso proteger su imagen.

No es nueva la táctica del técnico de Setúbal. De hecho la ha repetido durante los últimos años. Culpar a sus jugadores, exponerlos públicamente para que después den lo mejor de sí mismos sobre el terreno de juego. De paso, dejar en el ambiente la idea de que la derrota fue provocada por la falta de actitud y de atención a los planteamientos del técnico.

En esta ocasión no está claro que utilice tal estrategia para intentar motivarlos, pues no es actitud lo que parece que le falta a su equipo, sino fútbol. Quizás para tapar la pobre capacidad de los suyos para crear en Dortmund, algo que debe ser responsabilidad suya, Mourinho decidió señalar a sus hombres de manera directa.

Sin embargo, para lograr la remontada que persigue el madridismo deberían ir de la mano la actitud de jugadores y una propuesta ofensiva del técnico. Durante estos años su equipo parecía fabricado para derrotar a un único rival, el Barça. En esta eliminatoria, hasta el momento, la capacidad de los blancos ante un rival con un estilo similar al suyo ha quedado bajo cuestión, por eso Mourinho debe reinventarse en este posible último desafío.

Jugar con Benzema, Higuaín y Cristiano, su hombres más ofensivos, en el mismo once podría ser una de las alternativas. Aunque será más el atrevimiento de los jugadores sobre el campo lo que defina el planteamiento. Enfrente tendrán un equipo ambicioso y valiente, que ya mostró su potencial en la ida.

En la rueda de prensa previa al encuentro Mourinho dejó claro que una derrota supondría su fracaso, no el del Madrid. Ironizó el portugués sobre la gran responsabilidad que acumulan siempre los técnicos en las derrotas por encima de los jugadores. Pese a todo esto, no lograr la clasificación para la final sí supondría haber fracasado en el objetivo para el cual fue contratado el portugués, la ansiada décima Champions League.Social Media for Business here



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