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Casualidad o no, pero la racha de imbatibilidad de Ancelotti empezó cuando Xabi Alonso regresó a los terrenos de juego. Las estadísticas avalan al tolosarra. La racha se inició un 30 de octubre ante el Sevilla, en el Santiago Bernabéu. Desde entonces el Real Madrid acumula 28 partidos sin perder en los que Xabi ha participado en 26.
Carletto confía su suerte al metrónomo del centro del campo, pero el tolosarra podría no jugar mañana ante el Levante (19:00 horas, C+ Liga/GolT) porque ayer no saltó al césped de Valdebebas. El técnico italiano no quiere arriesgar con su faro en el centro del campo. Desde su regreso, Xabi Alonso sólo se ha perdido dos encuentros: uno, por descanso ante el Xàtiva (0-0), y otro ante el Osasuna, en Copa, por la perforación del tímpano que sufrió en Mestalla el 22 de diciembre.
El Madrid experimentó una metamorfosis en su juego desde que el Xabi regresó a la competición. Había pasado por el quirófano dos veces en apenas dos meses: primero en junio por la pubalgia que arrastraba de la temporada anterior y luego por la fractura del quinto metatarsiano, justo cuando iba a reaparecer. Sin Xabi Alonso, el equipo ganó diez partidos, pero perdió dos (Barcelona y Atlético) y empató uno (Villarreal). Pero más allá de los resultados, la sensación del equipo no fue buena en muchos partidos en los que sufrió, aún ganando, como ante el Granada, Elche y Levante. Ancelotti generó dudas en sus primeros 100 días al frente del Madrid porque no encontraba quién llevara el timón en el centro del campo.
En esos 16 enfrentamientos sin Xabi, Carletto probó con nueve formaciones del medio campo distintas. Repitió tres veces con Khedira-Modric, pero alternó constantemente sistemas. Dos, tres y hasta cuatro centrocampistas. Pero ninguno cubrió el vacío del 14 blanco. Y en el Camp Nou, por ejemplo, utilizó a Sergio Ramos en el mediocentro. Se inventó esa fórmula italianizada para no mover del equipo a Pepe y Varane. Ramos jugó en la medular con Khedira y Modric.
Esta situación despertó viejos fantasmas: la ‘Xabidependencia’. Un síntoma que acusó el equipo, sobre todo, hasta la temporada 2011-12, cuando se ganó la Liga. El equipo firmaba el doble de derrotas sin el tolosarra sobre el terreno de juego. Pellegrini fracasó sin él contra el Olympique de Lyon y el Alcorcón en la temporada 2009-10. En la entidad madridista centraron sus esfuerzos desde esa campaña en buscar un relevo-complemento de Xabi. “Un presupuesto de 500 millones de euros no puede depender de un solo futbolista”, decían en las oficinas del Bernabéu. Pero Xabi es un jugador especial, que mezcla el juego corto y el largo como ningún otro centrocampista en Europa. Khedira vino en 2011 (10 millones de euros); Sahin, en 2012 (12 millones); Modric llegó en 2013 (35 millones); Illarramendi (38,9 millones) y Casemiro (5,3 millones), en 2014. Ninguno de ellos ha podido sostener individualmente el centro del campo tanto en la faceta defensiva como ofensiva como ha demostrado Xabi Alonso en sus cinco temporada en el Real Madrid. Por todo esto, su renovación tardó en llevarse a cabo hasta enero. “Quería estar bien físicamente”, sostenía el jugador. Tardó 13 partidos en comprobar que podía seguir siendo importante para el proyecto blanco.
Ancelotti encontró una columna vertebral desde el 12 de enero en Cornellà. Modric, Xabi Alonso y Di María. El tolosarra, un poco más adelantado que los centrales, dirigiendo con Modric a la derecha y Di María a la izquierda. “Con este sistema siento más responsabilidad”, destaca el ‘14’. Ha perdido protagonismo en ataque (no ha dado ninguna asistencia ni ha marcado ningún gol esta temporada), pero ha ganado en jerarquía. Dirige, ordena y manda. El reto de Ancelotti es mantener ese equilibrio cuando Xabi falte algún día...Social Media for Business here
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