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martes, 6 de noviembre de 2012

El Real Madrid salva los muebles ante el Borussia Dortmund al final

  • 2 - Real Madrid: Casillas; Ramos, Pepe, Varane, Arbeloa (Kaká, m.77); Xabi Alonso, Modric (Essien, m.46); Di María, Ozil, Cristiano e Higuaín (Callejón, m.46).

    2 - Borussia Dortmund: Weidenfeller; Piszczek, Subotic, Hummels, Schmelzer; Kehl, Gundogan (Perisic, m.80); Reus (Bender, m.74), Gotze (Leitner, m.90), Grosskreutz y Lewandowski.

    Goles: 0-1, m.28: Reus; 1-1, m.35: Pepe; 1-2, m.45: Arbeloa, en propia puerta. 2-2, m.89: Ozil.

    Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía). Mostró tarjeta amarilla a Grosskreutz y Hummels, del Borussia Dortmund.

    Incidencias: encuentro de la cuarta jornada del Grupo D de la Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 76.000 espectadores.

El fútbol fue benévolo de nuevo con el Real Madrid que logró empatar un encuentro en el que su rival, el Borussia Dortmund, fue muy superior y en el que los de Mourinho adolecieron de nuevo de continuidad y de ideas a la hora de construir fútbol, y terminaron entregados al vertigo como única solución. El empate entre el Manchester City y el Ajax (2-2) favorece a los de Mourinho, que siguen segundos de grupo a falta de dos jornadas para el final.

Seguramente el resultado sea lo único rescatable por el Madrid esta noche, además del habitual arreón final, que les permitió arrancar este empate. El resto del encuentro fue un despropósito de los de Mourinho. Con distancias enormes entre la defensa y el medio y sin una idea definida de fútbol, el Madrid fue un quiero y no puedo continuo, que se estrelló contra un equipo que sí sabía a lo que jugaba.

El Madrid naufragó, sobre todo, en una de las peores primeras partes en lo que va de temporada. El Dortmund ahogó el centro de campo que planteó Mourinho con una presión asfixiante sobre Alonso, Modric y Ozil. Pepe y Varane una vez más fracasaron en la tarea de sacar el balón jugado, lo que permitió al conjunto alemán lanzar contragolpes peligrosos.

El guión era el mismo que se había escrito en el partido en Alemania. Las pérdidas en el medio del campo madridista eran constantes y los extremos de Klopp una y otra vez ganaban la espalda a Ramos y Arbeloa. Sólo Casillas sostenía a su equipo, o quizás era la falta de puntería visitante la que mantenía el cero a cero.

La primera que fue por dentro con convicción la pifió el de Móstoles, que puso una mano de mantequilla al chut colocado de Reus. Los alemanes demuestran que son un equipo grande al ser capaces creer de verdad en una victoria en el Bernabeu. Nunca dieron su brazo a torcer y dejaron en evidencia a un Madrid, de nuevo menor esta temporada cuando enfrente tiene un rival de entidad.

Cuando más sufrían los blancos, les sonrió la fortuna. Es un equipo el de Mourinho que siempre es capaz de sacar petróleo aun cuando parezca muerto y enterrado. En un balón perdido Pepe consiguió marcar de cabeza el empate, para frustación alemana.

Pero el Dortmund ganaba los balones divididos, se adelantaba a los blancos siempre y salía con mucho criterio jugando el balón. Hasta en el juego profundo fue mejor que su rival. Ambos goles llegaron después de que Lewandowski ganara por arriba sendos balones a Varane y a Pepe. La segunda jugada la aprovecharon los extremos para ganarle la espalda a Arbeloa y a Ramos.

Grosskreutz fue quien se aprovechó de la ventaja ganada por el polaco ante Varane en la jugada del segundo gol para continuar el juego y ceder a Gotze, el mejor de su equipo esta noche, que marcaría con la colaboración de Arberloa, que de nuevo llegaba tarde. Era el minuto 45 y el gol sembraba el pánico en el Bernabeu.

Mourinho retiró a Higuaín, lesionado, y a Modric, superado por sus rivales, y dio entrada a Callejón y a Essien. Ambos aportaron intensidad y nuevas energías a un equipo que por momento parecía vacío. El portugués envió a su equipo a una batalla en la que el vértigo debía ser el protagonista.

De nuevo apostaba saltarse el medio del campo y se entregaba a los balones profundos. Y el partido se convirtió en un despropósito. El Madrid se negaba a perecer ante un rival con superioridad física y futbolística, y optaba por el pelotazo y la agresividad como método de intimidación.

Encerró a su rival en alguna ocasión sin lograr batir a Weindenfeller. Callejón encontró el gol, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. Cakir también perdonó la expulsión de Alonso, primero por una entrada sobre Gotze, después por un penalti no señalado sobre Reus.

Agonizaba el Bernabeu, temiendo una victoria 'citizen', pero apareció el mayor talento del Madrid, aunque le moleste a Cristiano, para rescatar a Mourinho y a su Madrid. Ozil le robó una falta al portugués y colocó la pelota en la cepa del poste. Weidenfeller dudó, y el alemán puso el empate y de paso se reivindicó como posible conductor de un Madrid que naufragó en el Bernabeu.



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