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martes, 6 de noviembre de 2012

Aquella portería rota le costó al Real Madrid 115 millones de ...

Los Ultra Sur la rompieron antes del partido contra el Borussia el 1 de abril de 1990. Herrerín y Miguel Ángel acudieron a la Ciudad deportiva y gracias a Cándido Gómez pudieron traer una, en un camión, una hora después

Estadio Santiago Bernabéu. Uno de abril de 1998. partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones. Real Madrid y Borussia Dortmund buscan el sueño de la final. Son las 20,40 horas de aquel miércoles de tantas ilusiones. Hay ochenta y una mil personas en las gradas. Faltan cinco minutos para comenzar el encuentro. Comienza una tragedia griega con final feliz.

El club español ataba habitualmente los tensores de las redes de las porterías a las vallas metálicas que entonces separaban al público del césped. Era un grave error. Los radicales de los Ultra Sur se suben a las vallas durante media hora. Nadie lo evita. Nadie lo impide. Las vallas se caen y arrastran a la portería del fondo sur, que se parte escandalosamente. Hay que colocar otra. ¿Dónde hay una?. No hay portería de reserva en el estadio.

Los alemanes piden al colegiado, Van der Ende, la suspensión del duelo. Buscan que la UEFA sancione al Madrid con un 0-2 por sus fallos de control, vigilancia, organización y prevención. El árbitro se niega. El Real Madrid busca con urgencia una portería. La tensión es total. Máxima. Hay que encontrarla en la Ciudad Deportiva.

Agustín Herrerín, ayudante del delegado del Real Madrid, Julio Casabella, se engarga de la crisis. Junto al ex guardameta Miguel Ángel cogen una furgoneta y van a la vieja Ciudad Deportiva para encontrar una portería y el modo de transportarla. Ocho Policías Nacionales les acompañan con el fin de abrirles paso cuando vuelvan al Bernabéu... si es que hay portería y transporte.

Allí se encuentran Cándido Gómez y su sobrino, Juan Manuel. Montaban escenarios para una feria en la antigua sede de entrenamientos del club. Tenían un camión del que descargaban sus materiales. Enorme alivio. Ya saben cómo llevarán la portería. ¿Dónde hay una? .«Hay una guardada en esta habitación, pero no tenemos las llaves». Nadie sabe donde están las llaves matarile, rile, rile.

«No podemos esperar. Hay que romper el candado de la puerta con el camión». Cándido se montó y dio marcha atrás en varias ocasiones hasta hacer saltar violentamente el candado.

Entre Agustín Herrerín, Miguel Ángel, Cándido Gómez, su sobrino y los ocho Policías pudieron subir la portería al camión. Hubo que levantarla casi un metro. Tardaron varios minutos. Y luego comenzó el rally de vuelta hasta el estadio.

Volaron casi a cien kilómetros por hora por el Paseo de la Castellana. Iban por el centro, por la mediana. Llegados al cruce con la calle Concha Espina no hacen la rotonda y ruedan por dirección prohibida. Tal era la velocidad que la portería casi se cae. Habría sido el fin.

Entran por la zona comercial de La Esquina del Bernabéu para introducir la portería en el estadio. Nuevo problema. No cabe casi por los vomitorios. Tuvieron que hacer mil operaciones para inclinarla en diagonal y encontrar un sitio por donde meterla en el campo. Cuando consiguieron pisar el césped, los ochenta y un mil espectadores les brindaron una gran ovación. Eran las 21,46 horas. El partido empezaría una hora después. Los alemanes se quejaban de tener que jugar tan tarde. Presionaban. No les sirvió de nada. la semifinal se disputó. El Madrid venció 2-0. En la vuelta, empató sin goles. Finalista. La séptima estaba a tiro. Mijatovic la decidió en la final de Amsterdam. Campeones.

El gran error de previsión le costó al Madrid una multa de la UEFA de 115 millones de pesetas, que hoy significaría un millón de euros, y además un partido de clausura del estadio en la primera ronda de la siguiente edición.



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