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martes, 15 de enero de 2013

El Real Madrid recupera el hambre

Los de Mourinho volvieron a tener intensidad en un partido de Copa y se impusieron con gran pegada a un Valencia de mucha altura y calidad

Definitivamente, hay otro Madrid. El que no es de Liga, da igual el otro torneo, sea Copa o Champions, pero es un Míster Hyde mucho más peligroso, metido de lleno en los partidos, concienciado, intenso y hambriento, muy hambriento. Esta vez le hizo falta porque enfrente se encontró un hueso duro de roer. Este Valencia también es otro Valencia. De la mano de Valverde se ha reagrupado, forma muros de granito con mucha firmeza atrás y en el medio campo tiene calidad y talento suficiente para complicar a cualquiera. En cuanto el Madrid bajaba el pistón de su presión, el Valencia salía, tocaba y llegaba, con mucho Banega, con mucho Piatti y las cosas de Tino Costa más Jonás, que es un tiro. Es este un tipo que llega a todo, remata todo y casi siempre acierta. [Así hemos narrado el partido, minuto a minuto]

Pero esta vez el Madrid no fue un equipo presto a amedrentarse a las primeras de cambio. Más bien todo lo contrario. Al fútbol contestó con fútbol más intensidad, con mucho ritmo y un Cristiano enchufadísimo, más el apoyo de toda la gente de rompe y rasga, sobre todo de Khedira, que ayer valió por dos o por tres.

En ese balancín que da la igualdad de fuerzas discurrió casi todo el primer periodo. Llegaba el Madrid, contestaba el Valencia y ambos se mantenían firme. Fue así, un golpe a golpe hasta el hartazgo durante muchos minutos, pero de repente, como le ha pasado en otros encuentros, el Madrid empezó a bajar los brazos. Como ante la Real y como ante el Celta, le empezaron a pesar las piernas antes de lo debido quizás, como dejó entrever Mourinho, por mor de una mala pretemporada. [Las mejores imágenes del Real Madrid-Valencia]

Fue cuando el Valencia apretó en serio y cuando se dilucidó la verdad del partido y la verdad, la realidad exacta de lo que es el Madrid. En el apogeo de chaparrón de golpes que daba el Valencia, Jonás se encontró el balón a tres metros de la línea de gol. Centrado, cómodo para el remate. Eso era gol sí o sí. Disparó con fuerza y rapidez, al centro. Pero ahí estaba el portero suplente. Ese tal Casillas. Paró el balón a puro reflejo, manos a la izquierda en una reacción instantánea. Mano de santo, de doble santo porque propició un contragolpe y ahí se vio que los regulares del Madrid son muy buenos. Arrancó Essien como un bisonte, entregó en la veloz contra a Khedira y este se dibujó de Ozil en un toque exquisito, de lujo, de gran calidad a la llegada de Benzema. A Benzema le han cortado el pelo en plan Último Mohicano como si fuera Day Lewis, y le han matado. Pero sí le da lo suficiente como para destilar esas gotas de calidad que tiene. Su ejecución fue excelente, justo para dejar al Valencia medio fuera de combate. Es decir, paradón del portero, contra y gol. Lo de siempre.

Menos ritmo

Todo se perdió en la segunda mitad, por parte de ambos. La intensidad del Madrid, la profundidad del Valencia, la fuerza de ambos, el ritmo del encuentro en general. A pesar de todo, los levantinos tuvieron las suyas, estropeadas todas por un juez de línea de escasa vista, pues pitó tres fuera de juego que no eran, abortando las llegadas levantinas.

Entre el juez, Casillas y la falta de remate de Jonás, el Valencia fue tirando sus opciones por la borda de su propio barco. Y el Madrid esperaba, y esperaba agazapado con los ojos brillantes en la oscuridad, llenos de peligro, presto al zarpazo definitivo. Olía a gol blanco, y sí, lo hizo Guardado en propia meta, pero estaba claro que ante un Madrid hambriento o aprovechas lo que tienes o te acababa mandando al barranco.

Ficha técnica



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