SANTIAGO APARICIO - MADRID Un golpe franco transformado por el alemán Mesut Ozil a dos minutos del final dio aire al Real Madrid, que, aferrado de nuevo a la épica, esquivó la derrota y sacó un punto de la visita del Borussia Dortmund, que tuvo el triunfo en su mano.
Algo debió sentir el germano, que asumió una responsabilidad exclusiva de Cristiano Ronaldo. Entró el balón y el Madrid respiró, a punto de dejar en el aire su futuro europeo.
Hasta ese momento, el futuro europeo del conjunto de Mourinho se tambaleaba. Fruto de la peor versión blanca. El Dortmund, superior, acabó, no obstante, con la impecable racha del Madrid en Europa. Siete victorias seguidas en el Santiago Bernabeu. Desde que perdió con el Barcelona en abril 2011 con el Barcelona.
Mourinho tiró de Modric para ocupar el lugar natural del alemán Khedira. El técnico optó por el toque del croata en lugar del músculo de Essien, mermado físicamente. Fue el balcánico también la apuesta en Alemania, cuando se lesionó Khedira.
Se situó al lado de Xabi Alonso, pero no notó el equipo el gusto por el balón que presume Modric. Después, quedó señalado por el propio preparador.
En plena agitación fue el Dortmund el que salió beneficiado. Y eso que sus advertencias llegaron pronto. La primera ocasión clara fue de Schmelzer en un contraataque que despejó Casillas. Opción por partida doble porque el polaco Lewandowski remató alto el rechace. Habían pasado nueve minutos. Klopp se había dado pronto cuenta de la situación de su rival. La llegada al área de Casillas le dio confianza. El Madrid tenía con dudas. Su posesión fue ficticia. No disfrutó de llegadas. Permaneció enredado en la trampa alemana.
Cristiano Ronaldo contra el mundo como único aliento ofensivo. Desaparecido Ozil y con Di María desquiciado.
Aún así, pudo marcar a los 21 minutos. La zaga alemana calculó mal y dejó solo a Higuaín en la banda derecha. Centró a Cristiano, que remató de cabeza flojo y sin fe. El balón era del conjunto alemán. Y a la tercera fue la vencida. Una nueva contra llevó la pelota hasta Reus, que soltó un latigazo desde la izquierda para batir a Iker.
Para ese momento llevaba varios minutos mermado Higuaín, que se echaba la mano a la parte posterior del muslo izquierdo cada vez con más frecuencia. Un contratiempo mayor para Jose Mourinho. El argentino no disponía de cambio natural para este choque. El francés Benzema quedó al margen del partido por lesión. Mourinho miró al banquillo y Callejón empezó a calentar.
No mejoró el Real Madrid con el marcador en contra. Todo lo contrario. Pero en un arrebato de furia llegó el empate con un cabezazo de Pepe como respuesta a un centro de Ronaldo.
El partido se rompió de forma prematura. Pudo marcar el segundo el Madrid pero fue el Borussia el que se fue con ventaja al vestuario. En la última acción de la primera parte, Varane y Ramos se hicieron un lío del que se aprovecha Grosskreutz para centrar a Gotze y que Arbeloa llevó el balón al fondo de la red.
Mourinho prescindió de Modric, al que dejó marcado. Essien ocupó su lugar. Igual que Callejón, que entró al campo por el lesionado Higuaín.
Arrancó la segunda parte con el Real Madrid inflamado. En busca de la épica que le resucitó ante el Manchester City.
Callejón pudo empatar, pero salvó Weindenfeller. Tenía más el balón el Madrid, pero apenas pudo culminar sus jugadas ante un rival ordenado. Weindenfeller evitó, con el pie, un disparo de Cristiano, sólo. Kaká ya estaba en el césped. Fue en el tramo final, aferrado a la épica cuando apareció la clase de Ozil, que de golpe franco quebró la meta germana y evitó la derrota.
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