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domingo, 4 de noviembre de 2012

Este Madrid es dinamita

Juanma Trueba

04 de noviembre de 2012 2:22h
Este Real Madrid es dinamitaAmpliar |

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Raúl Albiol, Pepe, Arbeloa (Nacho, m.82); Essien, Modric, Özil; Di María (Callejón, m.73), Cristiano Ronaldo e Higuaín (Benzema, m.69).

Real Zaragoza: Roberto; Sapunaru, Álvaro, Loovens, Abraham; José Mari (Romaric, m.87), Movilla, Apoño; Víctor Rodríguez (Javi Álamo, m.75), Montañés; y Postiga (Aranda, m.79).

Goles: 1-0, m.23: Higuaín. 2-0, m.25: Di María. 3-0, m.89: Essien. 4-0, m.92: Modric.

Árbitro: Estrada Fernández (comité catalán). Amonestó a Modric (36) y Ramos (65) por el Real Madrid, y a Abraham (69) y Sapunaru (74) por el Real Zaragoza.

Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 67.227 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las cuatro jóvenes fallecidas en una fiesta de Halloween en el Madrid Arena. Los jugadores del Real Madrid saltaron al campo con una camiseta con el mensaje "Ánimo Marcelo" para el lateral brasileño lesionado para tres meses.

Siesta, pereza o dosificación de esfuerzos. Desliz o virtud. Los ganadores escriben la historia y eligen la excusa. El Real Madrid marcó dos tantos en menos de media hora y otro par en los tres minutos finales. Entre medias, el partido no estuvo relleno de aire, sino de Real Zaragoza. El visitante dominó, disparó al larguero y vio cómo le anulaban un gol que pareció legal; incluso tuvo tiempo de presentarnos a un interesantísimo lateral zurdo de 26 años por el que habrá pelea de gallos a no mucho tardar: Abraham, patriarca postdiluviano del pueblo zaragocista.

El argumento de la pegada resulta cansino, pero es tan cierto como que el sol calienta (el de noviembre, menos). Hace tiempo que el Madrid ha derribado la barrera psicológica que separa del gol a muchos equipos, la mayoría. Tan fácil le resulta alcanzar ese objetivo que el trámite se descuida, cuando no se elimina directamente. En términos literarios, y acordes con el calendario, diríamos que este Don Juan no necesita hablar en verso para rendir a Doña Inés.

Ayer, sin empeñarse en exceso, el Madrid encarriló el marcador en dos repiques de Higuaín y Di María. En ambos casos se equivocó (ligeramente) quien menos se esperaba: Roberto. Al excelente guardameta del Zaragoza le respondieron los reflejos y le falló la adherencia. Primero repelió un cabezazo de Albiol, felino en la reacción; el problema es que dejó la pelota a los pies de Higuaín. Muy poco después despejó con mérito un tiro de Di María; la pega es que le entregó una segunda oportunidad.

Cumbre.

En semejante tesitura se encontró el Zaragoza cuando logró calentar los músculos. Debía escalar una montaña mucho más alta de lo previsto; el milagro inicial se había convertido en una hazaña con looping y doble tirabuzón. A pesar de las dificultades, no se quedó muy lejos de la cumbre.

El proceso fue el siguiente: el equipo de Jiménez fue creciendo al contacto con el balón. Apoño y Movilla guiaron a sus compañeros por el campo del Madrid como el abuelo que trata de demostrar a su nieto que en el armario no hay fantasmas. Abraham fue el primero en animarse y le siguieron Montañés y José Mari, Víctor y Sapunaru. El Zaragoza se desplegó en el Bernabéu como los grandes y Postiga, delantero curtido y poco hablador, agradeció la valentía. Pudo marcar varias veces y cuando lo logró le castigaron por adelantado a su tiempo.

Para desgracia del visitante, Casillas no participó de la desidia del Madrid. Iker recuperó el nivel de su mejores noches (que son casi todas) y sacó un par de balones mortíferos. Él también forma parte de la pegada que ensalzamos en el campeón. Sin su mentón de Supermán no habría lugar para las siestas, ni para las fiestas.

El Zaragoza pensó que el tiempo le daría la razón, pero se la quitó. Cristiano despertó al gigante con un trallazo al larguero en lanzamiento de falta. Todavía temblaba la portería cuando varios toques aclararon el horizonte y marcó Essien. Y aún aturdía el golpe de Essien cuando Modric logró el cuarto. El Zaragoza, estupefacto, sólo acertó a recoger los pedazos de un buen partido, el suyo.

Casillas

Volvió por sus fueros y secó al Zaragoza con tres paradones a Postiga, Montañés y Víctor Rodríguez.

Özil

El más flojo del Madrid. Apenas conectó con Cristiano ni Higuaín. Movilla le asfixió en la medular.

Abraham

Habilidoso y escurridizo, puso en apuros a Ramos. En el 80’ hizo un gran eslalon que mereció el gol.

Modric

Se le fue la mano en una acción con José Mari y le dio una patada a media altura. Estrada le amonestó.



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