El Real Madrid afronta este verano la ardua tarea de recomponer un proyecto deportivo concluido antes de tiempo de manera abrupta. Florentino P�rez necesita un entrenador que gestione los egos del vestuario sin exigir demasiado a sus jugadores -en pos de no sufrir otra rebeli�n- al tiempo que ha de ejecutar su tradicional bombazo veraniego para reconstruir la maltrecha ilusi�n, tal y como dicta su modelo econ�mico-deportivo. El Imparcial analiza el conflicto de intereses entre las necesidades estrictamente deportivas y las urgencias de gloria autoimpuestas que acucian al club capitalino.Social Media for Business here
El 7 de diciembre de 2002, compareci� ante los medios el defensa titular de las dos �ltimas Copas de Europa que ti�eron la capitalina Glorieta de la Cibeles de blanco, recuperando para la estatua de la diosa griega el car�cter de templo cat�rquico que desde entonces anhela el madridismo con la D�cima como excusa. Iv�n Helguera dej� para la posteridad un titular que caer�a como una losa sobre el concepto de club que la instituci�n merengue adoptar�a de forma definitiva meses m�s tarde. “Yo le dar�a el bal�n de oro a Makelele, pero su problema es que vende poco”. En efecto, el mediocentro franc�s ejerc�a de red de seguridad ante el exuberante despliegue de gal�cticos que ten�a por delante -Zidane, Figo, Ra�l y Ronaldo- y que, por permisividad del ilustre entrenador de aquellos a�os, no corr�an ni un metro para defender.
Makelele se ocupaba de barrer el centro del campo, atajar l�neas de pase, cortar con faltas las transiciones rivales y, en �ltima instancia, era el encargado de equilibrar aquella orquesta de genios individualistas. Sin embargo, el Madrid asistir�a al final de aquella temporada a una decisi�n que lastr� su primer proyecto fara�nico del siglo XXI. El club apost� por reforzar su “modelo econ�mico-deportivo” (concepto acu�ado por Florentino P�rez) y fich� al futbolista que m�s dinero ha generado en la historia de este deporte: David Beckham. Otro gal�ctico al que hacer hueco en aquella plantilla y, sobre todo, en aquel once inicial. El peque�o ordenador t�ctico nacido en Kinshasa sali� por la puerta de atr�s. La que usan los que “no venden”. El Real Madrid no volvi� a competir por la Champions hasta la llegada de Mourinho. Casi una d�cada de traves�a por el desierto en la que el reci�n reelegido presidente madridista se vio obligado a abandonar el cargo por la terrible realidad deportiva.
Enti�ndase la presentaci�n de esta decisi�n como un elemento trascendental para comprender la concepci�n sobre la que el club tratar� de recomponer el proyecto que ha quedado descabezado con la salida de su entrenador-gu�a. Cuestionado por la posibilidad de que el Madrid adopte una filosof�a m�s pausada para gestar una apuesta a largo plazo con m�s presencia de la cantera, al estilo del mejor Bar�a que ha conocido el balompi�, Florentino P�rez expres�, en una entrevista concedida la pasada semana, la esencia de su modelo con rotundidad: “La idea del Barcelona no la s�, pero la nuestra es ganar. El modelo de este club nos ha producido un gran resultado a lo largo de la historia. Seguimos siendo los que tenemos m�s ingresos, lo que nos permite fichar a los mejores jugadores y lo que nos debe permitir, en teor�a, ganar m�s t�tulos. Este es nuestro modelo y estamos muy orgullosos de ello”.
Sobre esta premisa, que concibe la urgencia de gloria como una presi�n inherente al club y no se plantea como algo coyuntural sino estructural, la construcci�n de un proyecto a largo plazo queda arrinconada ante la premura por renovar la lista de estrellas y la ilusi�n de la hinchada y, de paso, sacar brillo a los r�ditos que las nuevas adquisiciones aportar�n al balance financiero. Al tiempo que Forbes se�alaba al Madrid como el club m�s rico del mundo, los merengues ca�an en las semifinales de Champions y en la final de Copa ante dos instituciones que no alcanzan ni la mitad del presupuesto madridista.
Contemplando el an�lisis de los refuerzos que el gigante madrile�o debe acometer este verano para relanzar su competitividad desde esta concepci�n de club, no resulta incongruente la lista de nombres y precios que la rumorolog�a relaciona con el club capitalino. Sin embargo, las flaquezas deportivas que arrastra el vestuario poco tienen que ver con los futbolistas que podr�an recalar en la instituci�n del paseo de la Castellana.
El Madrid busca su bombazo veraniego al tiempo que trata de encontrar su sitio en el mercado actual
Florentino P�rez inscribi� su nombre en la historia del Real Madrid cuando consigui� adquirir a los tres mejores jugadores del mundo -Figo, Zidane y Ronaldo- ejecutando la estrategia por la que Santiago Bernab�u reuni� en el Nuevo Estadio Chamart�n a Di St�fano, Gento, Kopa y Puskas. Aquel despegue que situ� al Madrid en el papel protagonista del balompi� internacional lleg� a trav�s de desembolsos escalofriantes en aquel momento, que rompieron el mercado y provoc� el alzamiento masivo del valor de los jugadores a trav�s de las cl�usulas de rescisi�n. Esta actitud consagr� al equipo espa�ol como la referencia de este deporte pero trajo consigo un da�o colateral que sigue sufriendo el club: el sobrecoste de sus fichajes. Esta consecuencia indeseable ha provocado que, por ejemplo, Neymar hubiera costado al Madrid m�s de 150 millones de euros y el Bar�a haya cerrado su fichaje por 57 millones.
Pero la evoluci�n del f�tbol ha abierto las puertas a competidores que no estaban presentes cuando se gest� aquel proyecto gal�ctico. Los petrod�lares han desembarcado con fuerza en un balompi� necesitado de inversi�n externa proveniente de pa�ses alejados de la tradicional zona de poder de este deporte. Esta d�cada permanece marcada por la irrupci�n de jeques �rabes y magnates rusos que han robado el protagonismo al equipo madrile�o en el �mbito mercantil. Este ali�o a�adido convierte el tradicional bombazo de Florentino P�rez en una apuesta arriesgada desde el prisma deportivo.
Gareth Bale es el nombre al que se aferra el madridismo para recuperar la ilusi�n. El nuevo Giggs, de regate y salida explosiva pegado a la cal y con capacidad para rematar a porter�a con garant�as y jugar entre l�neas en la zona central del ataque es, sin lugar a debate, la estrella absoluta de la Premier League. Su calidad en Inglaterra est� fuera de duda, sin embargo, se asoman dos aspectos a tener en cuenta: su precio y su rol en el Madrid. Con respecto a su valor de mercado, el Tottenham ha tasado su figura en torno a 75 millones de euros. Es decir, el precio de un jugador franquicia, de la piedra sobre la que se levanta todo un proyecto.
Al contemplar el desembolso exigido por el club jud�o se antoja necesario enlazar con el lugar que ocupar�a en el vestuario merengue. Bale ocupar�a un extremo, asimilando su despliegue al de Di Mar�a (como asistente) o al de Ronaldo (como llegador). Su estilo se adapta al dogma del contraataque madridista pero, �necesita un equipo con �zil, Cristiano y Di Mar�a a un jugador de ese perfil? El escenario de la llegada de Bale parece se�alar la salida de el Fideo, un jugador de despliegue defensivo y entre los m�ximos asistentes de la Liga desde su llegada al campeonato. �Es razonable que el Madrid pague casi 80 millones de euros por un secundario que quedar�a limitado a las funciones de Di Mar�a ante el rol preponderante de Ronaldo? Con similar an�lisis y cuestiones se plantea la llegada de Luis Su�rez -58 millones- o Cavani -63 “kilos”-. Ambos ocupar�an el lugar de nueve goleador, una especializaci�n que Higua�n no ha sabido completar y a la que Benzema se acerca en paralelo por su tipo de juego combinativo. El esfuerzo econ�mico exigido merece reflexionar en relaci�n con el rol que estos jugadores ocupar�an en posiciones cubiertas con mayor o menor solvencia.
El entrenador post-Mourinho
“Contemplo posibilidades que algunos no se imaginan”, anunci� Florentino al ser cuestionado por el pr�ximo preparador del Real Madrid. El presidente del gigante merengue, que ha deslizado en sus m�ltiples apariciones “electorales” que incluso Zidane podr�a ocupar el banquillo del primer equipo, va a optar por continuar con la pol�tica pendular que ha acompa�ado a la elecci�n del t�cnico del equipo madrile�o en los �ltimos a�os. Seg�n esta inercia, tras un entrenador estricto de marcado car�cter dominante llega un periodo de descanso para los jugadores con preparadores destacados en la gesti�n de egos a base de flexibilidad que roza la permisividad. La relajaci�n se antoja necesaria tras la rebeli�n que la plantilla, cansada por la exigencia en la solidaridad de esfuerzos, asest� a Mourinho en el ep�logo del ciclo del Special One en la capital espa�ola.
Capello, paradigma de la t�ctica y el orden por encima de la creatividad y el ingenio, impuso su gui�n por encima de las estrellas en dos ocasiones en las �ltimas d�cadas para ganar dos Ligas -1996 y 2006-. Tras su marcha, el club dio un respiro a sus ilustres fichajes con Heynckes, Del Bosque, Queiroz, Luxemburgo, L�pez Caro y Juande Ramos, entre otros, con un balance de tres Copas de Europa y tres Ligas. Por ende, cabe concluir que el Real Madrid de la Modernidad ha cimentado sus �xitos en un paisaje de rigor defensivo para desarrollar y explotar sobre la permisividad de la improvisaci�n.
As� pues, el presidente apostar� por un entrenador que prime lo psicol�gico sobre el trabajo t�ctico, cediendo buena parte de las opciones de conquista de alg�n t�tulo a corto plazo a la calidad de la plantilla y al compromiso con que los l�deres del vestuario -otrora Ra�l, Hierro, Roberto Carlos, Zidane o Figo- contaminen al resto de la plantilla. Este perfil de preparador se asemeja a los dos nombres que se han asociado al Madrid desde la erupci�n del cr�ter anti Mourinho: Carlo Ancelotti y Jupp Heynckes. El alem�n, que anunci� su retirada con el triplete que los jugadores del Bayern le regalaron en su despedida y el doble campe�n de la Champions con el Milan, sigue deshojando la margarita en Par�s. Carletto apagar� el fuego medi�tico sufrido esta temporada y entregar� el mando a los l�deres de la manada, aunque es probable que introduzca alguna pieza defensiva para moldear, aunque sea de forma discreta, su proyecto. El Madrid estar�a dispuesto a pagar 4 millones al Par�s Saint Germ�in para presentar a su nuevo entrenador. Un t�cnico encargado de conceder y ceder ante las vacas sagradas del equipo en pos de la repetici�n de la experiencia pasada en el club de Chamart�n con reconquista europea como meta.
El olvido de la necesidad estrictamente deportiva
Rafael Varane ha constituido la mejor noticia de la reci�n clausurada temporada. La irrupci�n del central franc�s ha calmado la latente preocupaci�n por la endeble segunda l�nea de defensores madridistas. Sin embargo, el club que m�s debe trabajar este verano para reconstruir su proyecto deportivo adolece de las carencias en la retaguardia heredadas de un modelo que se acomoda en la preparaci�n de la defensa para exprimirse en las inversiones de centro del campo para adelante.
En plantilla figuran futbolistas que renquean cuando son alineados de inicio en el avi�n madridista. Salvada la zona central titular con Ramos, Varane y Pepe, el resto de la zaga queda desprovista de seguridad. Las limitaciones ofensivas de Arbeloa han contagiado a su despliegue defensivo, alejando a �lvaro de la titularidad. Ra�l Albiol no ha corregido las deficiencias de base que le retrataron en la final copera -con Falcao como ejecutor en el centro del campo y de espaldas a la porter�a-, donde sali� fuera de su zona, no aguant� como manda el manual, le sentaron y dej� un desierto letal a su espalda, reproduciendo errores del pasado que aparecen de manera sistem�tica. Coentrao ha demostrado entrega sin demasiado premio debido a su excesiva voluntad y a las deficiencias t�cticas de un carrilero reconvertido a lateral. Marcelo dej� su lugar en el carril izquierdo debido a una inoportuna lesi�n y su insultante falta de intensidad en la recuperaci�n -con deslucida barriga incluida- ha sembrado las dudas del heredero de Roberto Carlos. Carvalho y Essien han abandonado el equipo y Carvajal, mejor lateral derecho de la Bundesliga, ha desembarcado en Barajas, regresando al club del que nunca debi� salir.
Este paisaje se�ala que se antoja necesario contemplar refuerzos en la l�nea defensiva, ya que si las lesiones atacan a los centrales titulares, el Madrid est� en perfecta situaci�n de repetir el cuadro que elimin� al Bar�a de la Copa de Europa por la deficiente planificaci�n de la retaguardia.
Unos metros m�s arriba, el modelo econ�mico-deportivo parece estar inmerso en la b�squeda del sustituto de Xabi Alonso. Un recambio generacional que debe poseer una excelsa lectura del juego, precisi�n absoluta en largo y en pases de ruptura de l�neas, capacidad de mando, sabidur�a t�ctica y agresividad y eficacia en el corte. Estas son las condiciones que se exigen a un sustituto, a alguien que ser� fichado para ejercer del mediocentro campe�n un Mundial, dos Eurocopas y una Champions con el Liverpool. Obviamente, la tarea no resulta sencilla y los presuntos candidatos en cartera -Kondogbia, Pardo, G�ndogan y Pogba- no dan el nivel ni sobre el c�sped ni en los despachos, debido a su valor de mercado.
La urgencia por jubilar a Xabi Alonso -que contrasta de manera sorprendente con la paciencia exhibida con el t�tem Casillas, de edad similar al tolosarra- no contempla la necesidad del Madrid de buscar un stopper que complete la terna de centro campistas centrales de la plantilla. La creaci�n queda bien cubierta con la presencia de Xabi y la movilidad de Modric. El equilibrio es funci�n reservada a Khedira, pero, �qui�n debe parar al rival y frenar contraataques? Nadie. Claude Makelele no ha tenido un sustituto desde su salida del vestuario de los gal�cticos y no parece inminente la b�squeda de un jugador de corte similar. La estad�stica resulta esclarecedora: el Real Madrid no ha ganado una Copa de Europa desde agosto de 2003. En aquel mes se apost� por el glamour y el obrero que tapaba los agujeros de los artistas sali� por la puerta de atr�s.Social Media for Business here
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