Para la mayoría un Madrid-Barça es la final soñada, para otros representa la monótona superioridad de los dos gigantes de nuestro baloncesto. Pero no es verdad, se equivocan, y no por culpa del equipo azulgrana, que afronta su séptima final consecutiva y ha ganado los dos últimos títulos.
Se equivocan, decimos, porque el Madrid jugará su segunda final seguida por primera vez en doce años (Pau Gasol aún estaba aquí) y va a la caza de un trofeo que se le resiste desde 2007. De fallar de nuevo, encadenaría seis temporadas en blanco e igualaría su peor racha de siempre, aquella que transcurrió entre la campaña 86-87 (la de la marcha de Martín a la NBA) y la 91-92 (la previa al fichaje de Sabonis). Contemplar al Madrid arriba resulta esperable, claro, pero no rutinario, no en tiempos modernos. Y menos verle partir de favorito y con la ventaja de pista. Desde 1994 sólo ha ganado un título en esas circunstancias. Fue el último, ante el Barça en 2007. Sus otros éxitos recientes, la Liga de Djordjevic (2000) y la de Herreros (2005), los logró como outsider, dando la sorpresa en un quinto duelo agónico.
Quizá por todo ello, y porque tras el fichaje de Rudy se barruntaba un cambio de ciclo, la presión mala -como el colesterol- oprime más las arterias del Madrid. Los de Laso han firmado un buen curso, pero sin un título que llevarse a la boca, el club, los jugadores y la afición lo sentirían como decepcionante. Más aún porque para muchos esta final supone la revancha de la de hace un año.
Será el sexto Clásico de la temporada (3-2 para el Real), aunque con variaciones. El Madrid llega pletórico, mejor que a la Copa y mejor que a la Final Four; aunque también veremos a un Barça más fuerte. Si no en lo físico, en lo mental. A lo que hay que añadir los refuerzos de Oleson y Mavrokefalidis, ausentes en Londres. Sumará Navarro, que amenaza con su octava Liga, y restará la baja de Mickeal, tan clave en 2012 como la pizarra de Pascual. El Madrid se guarda un as en la manga: Mirotic. Le toca.
El Palacio se llenará para el primer partido, que siempre resulta el más decisivo en un playoff final. El año pasado, el Barça acabó ganando al Madrid 3-2 tras decidir el 1-0 con un triple lejanísimo de Huertas.Social Media for Business here
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