¡Lo que le faltaba a la situación del Real Madrid! Me refiero a la deportiva, porque la otra, la económica/social, la tiene absolutamente controlada Florentino. La estabilidad emocional del vestuario es un equilibrio inestable que va a durar mientras esté en juego la Champions y/o la final de la Copa del Rey. Sergio Ramos se equivocó ante el Manchester (en mi opinión, a medias con Diego López) y ayer fue expulsado, para mí injustamente. La primera no fue amarilla, pero son lances del juego, no creo en persecuciones arbitrales. Y luego debió medir su segunda acción.
Lo emocional vino después, cuando Sergio se explicó. Y ya que estaba, empezó por su error en Champions. Y ya que había sido señalado, él también ‘mensajeó’: ‘Mi estilo y mi educación es no señalar a ningún compañero. Cada uno es libre de señalar a quien quiera, pero creo que hay que estar unidos ahora…’ Conclusión: es el momento de apretar los dientes, pero… ¿Hasta cuándo? No le gustó que Mou le apuntara, es obvio, y como ha hecho otras veces, no se calló.
En mi opinión, el equilibrio durará hasta que la competición esté viva. En este momento, cuando está en juego toda la campaña, veo al Madrid roto. Queriendo, empujando, con un vestuario con ganas, pero muy fracturado. Iker no está (lesionado); Ramos, descolocado (con tanta historia); Alonso, agotado (en pleno sprint de recuperación para llegar al día 26 contra el Barça); y en punta, ¡Benzema (castigado) e Higuaín (sancionado)!, dos desaparecidos; Marcelo, fuera por decisión técnica… Lo que se puede denominar el eje del equipo, por uno u otro motivo, fuera de sitio.
Lo positivo: un Cristiano brutal, que para mí, ya lo he escrito alguna vez, debería ser el ‘9’. Arropado por Di María en la banda, Özil, Modric… y, si me apuran, por un voluntarioso Kaká y Callejón. Él no puede con todo, pero si le ayudan un poco puede con casi todo. Morata lo hizo muy bien ante el Rayo, media horita esperanzadora, pero no lo veo en Manchester, ni ante el Barcelona en el Camp Nou.
Las cosas no están fáciles para Mou, pero es un especialista en salir adelante. Lo de Ramos es un nuevo charco, algo que perturba, pero el sevillano no se va borrar. Sabe cuál es el objetivo y mientras esté vivo el equipo, él también lo estará. Es su raza, su clase y su estilo.
Lo de Antonio Adán es cuestión aparte, más anímica que real. Llegó por accidente a la titularidad (triste minuto de gloria) y ayer ni se vistió. No va ser definitiva ni trascendente su ausencia, pero lo anímico también suma y en este caso resta. Ha pasado del cero al infinito y se viste en el mismo vestuario.
Así están las cosas en el Madrid en este momento y no es una versión pesimista, la considero realista. No obstante, es sencillamente una visión de la jugada. Seguro que usted, amigo lector, tiene otra. La suya. Más o menos optimista. Pero no estará muy lejos de la idea de que es el momento de que Mou abra el tarro de las esencias y saque un conejo de la chistera. Haciendo lo mismo, saldrán cosas parecidas… no falla.
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