El Real Madrid necesitaba cerrar su discreta primera vuelta del mejor modo posible, para afrontar con optimismo el segundo tramo de la campaña, en un Reyno de Navarra que es siempre un desplazamiento incómodo para el conjunto blanco. Además el equipo de José Mourinho llegaba con la ausencia de tres jugadores claves en su columna vertebral. Sus centrales titulares, Pepe y Sergio Ramos, y el hombre que es el referente claro, Cristiano Ronaldo.
El técnico portugués optó por sustituirlos con Varane, Albiol y Callejón, respectivamente. Por el contrario, Osasuna, que quería sacar provecho de todas las dudas que planean sobre el conjunto de la capital, presentaba como mayor novedad la suplencia del capitán Patxi Puñal.
En los primeros compases el partido era trabado y las ocasiones eran leves, por no decir escasas. Ambos equipos se aproximaban a las áreas con fútbol directo en busca de segundas jugadas. Así en el minuto diez, un balón que quedó rechazado en la frontal del área visitante fue rematado por Damiá, pero el disparo se le marchó desviado.
Osasuna tomaba la iniciativa en el juego y parecía más enchufado. Los de Mendilibar, conocedores de los problemas del Madrid a balón parado, aprovechaban cualquier falta para colgar el esférico al área y llevar el pánico al banquillo visitante.
El equipo rojillo defendía arriba y bien, pero en un balón largo de Xabi Alonso para Higuaín, el guardameta Andrés salió de su área y a punto estuvo de ocasionar un susto a la afición local. El delantero argentino se deshizo del meta y puso el balón para Khedira. Afortunadamente para los intereses rojillos, Marc Bertrán llegó rápido al cruce y desbarató la ocasión.
El Madrid no encontraba su juego y no parecía cómodo en el campo. Los de Mourinho empezaban a echar de menos a Cristiano Ronaldo. Su sustituto en el día de hoy, Callejón, creó la ocasión "más peligrosa" hasta el momento cuando restaban diez minutos para el descanso. El canterano recibió un globo de Di María y cabeceó de espaldas ante la media salida de Andrés. Finalmente el balón salió por encima del larguero.
En la última jugada del primer periodo avisó de nuevo el Real Madrid. Coentrão, a puerta vacía aunque algo escorado, disparó fuera por muy poco un pase de Callejón. Con esta jugada finalizaba una primera parte muy aburrida sin apenas oportunidades de gol, que parecía animarse en los últimos minutos.
En la reanudación los de Mendilibar salieron mejor y apretaban a los visitantes. Kike Sola, Oier y Armenteros avisaron hasta en tres ocasiones con disparos que o bien detenía Casillas o se marchaban desviados.
Mourinho, viendo que el Madrid no despertaba, decidió mover el banquillo. Benzema y Kaká entraron por Di María e Higuaín. Sin embargo los minutos pasaban y el encuentro no cambiaba. El partido era soporífero.
Se jugaba a lo que quería Osasuna. De hecho cuando nos acercábamos al ecuador de la segunda parte, Armenteros, con un disparo desde 25 metros, hizo que Casillas tuviera que estirarse abajo para detener el balón.
El Madrid comenzaba a sufrir y más aún cuando se quedaba con diez por expulsión de Kaká. El brasileño llevaba apenas un cuarto de hora en el campo cuando dejó a su equipo con un hombre menos por doble amarilla.
Osasuna no quería desperdiciar la ocasión y ante la necesidad de conseguir los tres puntos para dejar el farolillo rojo, se vino arriba. Por ello, acto seguido a la expulsión, estuvieron cerca de conseguir el gol, pero Albiol se la quitó a Nino, que estaba listo para rematar en el segundo palo un centro desde la izquierda.
Cuando más apretaba la afición del Reyno de Navarra, el Madrid se adelantaba en el marcador, pero el colegiado anuló el gol de Callejón por fuera de juego. Sin embargo los locales no se asustaron y siguieron en busca del tanto que les diera la victoria. Aunque merodeaban el área de Casillas, no consiguían crear verdadero peligro, ante un Madrid que no era capaz de dar dos pases seguidos.
Antes de que el árbitro señalara el final, Benzema tuvo una última ocasión, pero Andrés detuvo sin problemas el disparo del francés. El partido terminaba con un empate que ni mucho menos vale al Real Madrid y que dejó un sabor agridulce en las gradas rojillas.
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