Manel Bruña 19/02/2013 07:14
José Mourinho utiliza a determinados jugadores como si fueran los famosos pañuelos de papel. Es decir, de usar y tirar. El partido del domingo en el Bernabéu ante el Rayo Vallecano dejó dos claros ejemplos de ello en la figura de dos jugadores paridos en la cantera del Real Madrid, esa que tantos enfrentamientos ha suscitado esta misma temporada entre el técnico portugués y Alberto Toril, técnico del Real Madrid Castilla.
El luso no tuvo ningún reparo en dejar en la grada a Antonio Adán (25 años) para sentar junto a él, en el banquillo de los suplentes, al joven Jesús, tercer guardameta de la plantilla madridista.
Adán, que tuvo sus momentos de gloria cuando, justo antes del parón navideño, Mou le dio la titularidad por sorpresa en La Rosaleda, estaba, según aseguró por aquel entonces el portugués, en mucha mejor forma física que el intocable Iker Casillas. Pocos se creyeron aquella 'justificación', pero Adán fue titular.
Y siguió siéndolo hasta que su expulsión ante la Real Sociedad en el primer compromiso liguero del año devolvió a Iker a la titularidad. Pero el destino le guardaba al internacional la sorpresa de su lesión en Valencia. Y Adán, el hombre que había desbancado al para muchos mejor portero del mundo, volvió a ilusionarse. Y con razón: si hacía apenas un mes su entrenador le había señalado como el número 1 de la portería blanca, no había motivo para que no le diera ahora el puesto.
Portazo a Adán
Pero no. Mourinho pidió el fichaje de un portero. Llegó Diego López, se hizo con la titularidad y Adán volvió al banquillo. Hasta el domingo, en que el portugués le negó hasta eso, tras haberlo utilizado en su absurda cruzada contra Casillas. Cuentan sus allegados que a Adán, que tiene ya absolutamente decidido abandonar el Bernabéu a final de temporada, esa decisión le sentó como un tiro.
Y otro que anda mosqueado, aunque de puertas afuera aceptara la decisión de su entrenador con aparente normalidad, es Álvaro Morata. El joven delantero blanco (20 años) se estrenó como titular en la Liga para que Mou 'castigara' públicamente a Benzema e Higuaín, muy por debajo ambos de sus promedios realizadores habituales.
Morata: gol y sustitución
Y Morata se puso rápidamente manos a la obra: a los dos minutos había inaugurado ya el marcador. Su felicidad era completa... hasta que Sergio Ramos fue expulsado a los 17 minutos. Mourinho, con 2-0 en el marcador, en lugar de reordenar a sus hombres optó por hacer una sustitución: a los 27 minutos metió a Albiol... por Morata.
No se atrevió a quitar a ninguno de sus intocables. Se inclinó por sacrificar al más débil, pese a haberlo utilizado en su provecho (castigo público a sus particulares 'perro y gato') y pese a su euforia tras haber metido un gol. En lugar de sacar provecho de ello lo mandó a la ducha. Eso sí, con una carantoña para calmar el fuego interior que debía consumir al segundo 'hombre kleenex' de Mourinho el pasado domingo.
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