Los partidos son grandes ilusiones. Sueños perfectos de evolución incalculable que se vuelven sencillos en su desarrollo, pero a menudo inextricables en las explicaciones. Me habrán leído, como decía Unamuno, que Guardiola explica siempre que él imagina los partidos, el comportamiento del rival y el propio y, a partir de ese planteamiento ilusorio e infalible, nutre su posterior e imperfecto plan de juego.
Madrid y Barça, Ancelotti y Martino, saben el momento propio y rival. El Madrid, a nivel global, está volviendo a correr bien y defender mejor que nunca hasta un punto de no retorno en el que Marcelo muerde y roba; como si Carletto le hubiese prometido un viaje al carnaval de Rio después de cada anticipación. Quizá el brasileño, disléxico posicional y relajado defensor, sea la máxima expresión del rostro sólido del Madrid actual. Contra el Barça, el dominio de la neutralización es tan importante que se convierte en fortaleza contra la debilidad del Barça para atacar en posicional sin asumir los riesgos de una pérdida dramática, o sea, de las que acaban en gol y el equipo bocabajo, corriendo hacia Valdés. Sin aire y con un escorzo gestual.
El nivel defensivo de Marcelo y los movimientos en falso de Carvajal han dado con un Madrid sólido en la izquierda y debilitado por la derecha, justo donde atacará Iniesta
El único déficit defensivo del Madrid será Iniesta. No es que Carvajal-Modric, en el sector derecho confirmado por Ancelotti, esté defendiendo mal, sino que el lateral es inestable y nervioso de movimientos mientras que el de Fuentealbilla está seguro y fluido. Iniesta es un problema permanente: acuna el balón, lo mece, lo enseña y se lo lleva. Toma decisiones claras y genera posesiones para que su equipo se pose en campo rival, yendo de lateral a lateral en busca de grietas en el pasillo interior como paramnesias guardiolianas. El Madrid puede resentirse justo donde Khediera y Arbeloa sacaron ventajas posicionales y defensivas para acabar corriendo. De nuevo, debilidad contra fortaleza.
Transición y sector derecho comentados, el Barça, para activar y hacer de la posesión una herramienta útil, necesita profundidad. Martino, durante la temporada, ha atado a sus laterales como el que agarra un billete: con miedo a perderlos en el camino. Esto, sin duda, ha facilitado a los rivales a salir por fuera y acabar por dentro, sometiendo menos a Busquets en la salida pero más en el achique, consecuencia nefasta para el mediocentro, que anticipa mejor que corta (fruto principal del jugador más táctico, según contaba Xabi Alonso a Martí Perarnau).
Busquets ya no es una ventaja táctica para el Barça desde que Martino ata a los laterales y obliga al mediocentro a esperar y no tanto a anticipar
Frente a laterales rígidos para dar seguridad, la necesidad de que el extremo pique al espacio. Messi va a por el balón, Neymar lo espera y Cesc prefiere sentirse en la jugada antes que alejarse de ella. Surge la necesidad de Pedro y/o Alexis para amenazar la espalda, para presionar, para no depender de lo exclusivo y virtuoso del gesto técnico. Tanto el español como el chileno tienen virtudes parecidas, aunque, por participación, la presencia de Pedro, que atacaría sobre la cara de Carvajal añadiría fortaleza, otra vez, a la debilidad del rival.
Diseñar un plan es vivir sobre lo irreal de la imaginación, o sea, soñar; o sea, parafraseando a Machado, Antonio, lo que queda es lo más importante, el despertar. Los Madrid-Barça de la excelencia pasaron bien advertidos de unicidad y tensión; no por ello debemos obviar que más allá de la imposible matemática del fútbol, queda el corazón y lo que hay en juego, nada vano si pensamos que el título, hoy, puede tener campeón virtual. Ganar o tiritar.Social Media for Business here
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