Las secuelas del Clásico se dejaron ver en el Sánchez Pizjuán. El Real Madrid encadena dos derrotas consecutivas en la Liga, en tan solo cuatro días, y cae a la tercera posición. El Atlético y el Barcelona ganaron sus partidos y se distancian en tres y dos puntos respectivamente. La Liga no la ha perdido el equipo de Ancelotti, lo que sí ha descuidado son muchas de las virtudes que le hicieron encadenar una racha de 31 partidos seguidos ganados. Social Media for Business here
Es un equipo menos intenso, desequilibrado, sin profundidad por las bandas, lento en la circulación del balón, con jugadores más cansados como Xabi Alonso, despistado e individualista. Los mismos síntomas que le hicieron tener una primera parte de la Liga irregular. Se vuelven a encender las alarmas.
El Real Madrid se estrelló contra Beto en el primer periodo. El portero portugués del Sevilla tuvo cinco intervenciones decisivas que sirvieron para que su equipo se fuera con empata a uno en el marcador. En los primeros diez minutos le sacó dos balones a Benzema y en los últimos siete minutos del primer periodo hizo dos paradores, uno a Cristiano Ronaldo y otro a Bale. Le dio la noche a la BBC. También tuvo la fortuna de su lado cuando el minuto 42 Cristiano Ronaldo le levantó un balón y pegó en el poste. La pelota se quedó botando a menos de medio metro de la línea de gol y llegó a tiempo a despejarla un defensa.
Fue un monólogo de ocasiones del Real Madrid en esta primera parte. Los de Ancelotti se impusieron en llegadas y oportunidades que no acabaron de concretar por falta de puntería y el mencionado Beto. Pero su juego arrollador se ha resentido. La ausencia de Di María, sancionado, le quitó esa gasolina súper que necesita este equipo en el centro del campo.
El argentino fue el mejor del Real Madrid en el Clásico y se ha hecho imprescindible para causar estragos en los metros finales. El Real Madrid fue ayer un equipo más previsible. Bale y Cristiano Ronaldo compitieron en individualismo con disparos precipitados e innecesarios.
Lo que no pudo parar Beto fue un disparo de falta de Cristiano Ronaldo, en el minuto 13, que tocó en la mano de Bacca y le desvió el balón a gol. Fue el 0-1. Solo le duró la alegría cinco minutos porque en un contraataque bien llevado por Reyes (parecía el jugador que fichó Wenger para el Arsenal) rompió en velocidad a Marcelo, hizo retroceder a los defensas madridistas, descolorados y conectó con Bacca en la carrera. El colombiano superó a Carvajal e Illarramendi por el centro y batió a Diego López. NI Varane ni Pepe estaban en su sitio.
En la segunda parte el equipo de Emery se atrincheró en su campo. Esa muralla humana no supo cómo derribarla el conjunto de Ancelotti. Si en partidos, como en la segunda parte del derbi en el Calderón, fueron decisivos los laterales para abrir el campo y encontrar los caminos, en el Sánchez Pizjuán no apareció Carvajal. Fue muy bien tapado por Marko Marín.
Se volcó más el juego por la banda de Marcelo, que tuvo penetraciones más claras, pero eligió mal. Cuando estaba perfilado para disparar, pasaba. No estaba fino el brasileño, como los centrocampistas Modric, Illarramendi y Xabi, que no desequilibraron por el centro. Ni Bale y Cristiano Ronaldo, ausentes como Benzema.
El Sevilla amurallado le sorprendió con una excelente jugada de Rakitic, en el minuto 71, que montó un contraataque en una jugada que inició de tacón. Le hizo un sombrero a Pepe, echó a correr sin que Varane le echara el freno, filtró el pase a Bacca, otro velocista, y éste superó a Diego López en su salida.
Ancelotti había sacado unos minutos antes a Isco por Illarra con el fin de encontrar alguna solución para derribar esa muralla. Nada de nada. El Real Madrid movió el balón sin nervio, velocidad y con poca precisión. Faltó orden, ideas, seguridad, confianza e inspiración.Social Media for Business here
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