En Apasionante Final, el Real Madrid venció en el Último Segundo al BarcelonaSocial Media for Business here
La paternidad No Muere ni cambiando de deporte. El Real Madrid ha logrado ganar la Copa del Rey de baloncesto tras derrotar al Barcelona por 77-76 en la final disputada en Málaga.
La final estuvo disputada desde el principio hasta el final, las distancias entre ambos equipos fue escasas en todo momento, dos puntos arriba dos puntos abajo.
Rudy Fernández y Nikola Mirotic fueron los hombres más destacados del Real Madrid, aunque en los momentos finales fue Sergio Rodríguez el que decidió el partido con sus últimas intervenciones un triple de Mirotic a falta de dos minutos para el final dio al Real Madrid la ventaja de 6 puntos, que parecían decisivos para el final.
Pero el Barcelona logró ponerse por delante a falta de ocho segundos. Llull en los últimos segundos logró una canasta que dio la Copa al Real Madrid, cuando parecía que se iba directamente a Barcelona.
Con esta victoria, el Real Madrid logra adelantar al Barcelona en el palmarés de Copas del Rey, los blancos acumulan 24 Copas y el Barcelona se queda con 23.
El Madrid se había fabricado un destino a golpe de victoria, de buen juego, de canastas imposibles, de trabajo diario, de sentido común, de respeto hacia el rival.
Hay mucha belleza en su recorrido, en una ristra interminable de triunfos, en un estilo que triunfa. Todo eso le ha convertido en un equipo admirable, todo eso le dio ayer la Copa del Rey, la 24ª de su historia, tras vencer al Barça (76-77) en un encuentro igualadísimo, en el que pudo triunfar cualquiera.
Tuvo el mérito de ganar en el terreno donde el equipo azulgrana es imbatible. Hasta en eso ha crecido el equipo de Laso. Tuvo la fortuna de los campeones.
Como Sólozábal en Valladolid en el 88, Sergio Llull anotó una canasta a falta de una décima de segundo para resolver una final épica, muy pareja, para guardar, resuelta por un acierto cuando el tablero casi se iluminaba.
Seguro que Xavi Pascual soñó con un primer tiempo parecido a lo que ocurrió. Básicamente, se jugó a lo que quiso su equipo. El Barça controló la velocidad del Madrid, al que además desangraba en la zona. En un baloncesto sin triples, como si de pronto se hubiera borrado la línea, los pívots azulgranas se manejaron a la perfección. De los 15 primeros puntos del Barça, 14 fueron de sus jugadores interiores.
El equipo de Laso, lanzado al principio con dos triples (Rudy y Mirotic), no andaba cómodo. La temprana segunda falta de Rudy, gran generador de juego, tampoco la ayudaba a mejorar su ataque estático, que es a lo que le había condenado el Barça. El plan de Pascual funcionaba. Los problemas de la mesa dieron con un final de cuarto estrambótico: el Madrid jugó un ataque de 27 segundos y luego, cuando todo parecía haber acabado, los árbitros dieron seis segundos de posesión al Barça. Oleson anotaba sobre la bocina el 17-16.
El partido parecía desembocar en un cara o cruz. Sus protagonistas vivieron siempre de rentas cortas (+4) y así se llegaría a los últimos cinco minutos. La batalla era épica por la estrechez del marcador y por la dureza empleada. Lo que pasó después quedará para siempre. El Madrid tenía el partido ganado con un triple de Mirotic, elegido MVP, desde su esquina favorita (64-71, min. 38). Pero el Barça tiene alma de campeón. Nunca se rindió. Y le dio la vuelta al partido de una manera increíble, con un 2+1 de Oleson a falta de ocho segundos. Se había aprovechado también de una falta inexistente en ataque a Felipe, aunque seguramente el Madrid tampoco se puede quejar del arbitraje. Con ocho segundos y a la desesperada,
Llull anotó una canasta a falta de una décima, como Solozábal en el 88. Su acierto se recordará muchos años, como aquella de Pucela. El Madrid se llevaba una Copa que pudo ganar el Barça en una final inolvidable.
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