Los blancos se estrenan con victoria en el Top 16 tras un partido sencillo en el que brillaron los hombres exteriores
La visita a Berlín se presentaba como un arma de doble filo para el Real Madrid. El alemán era un equipo asequible para el estreno del Top 16. El rival más débil del grupo, con permiso del Brose Baskets, pero con una cancha complicada, en la que solo el Unicaja de Málaga había ganado con solvencia durante la primera fase.
Ala espera de exámenes más exigentes, el triunfo ante el Alba se antojaba imprescindible y los blancos no lo dejaron escapar a pesar de las dudas del segundo cuarto, el único momento en el que los alemanes soñaron con la victoria. La culpa la tuvo la caraja habitual del Real Madrid, esa que evita que este equipo sea una apisonadora inalcanzable para el resto. Un pecado de juventud que, dicho sea de paso, es cada vez menos frecuente, pero en el que Pablo Laso debe hacer hincapié si de verdad quiere que su equipo sea un serio aspirante a la Euroliga.
El arranque del partido, con Rudy Fernández de nuevo en el cinco titular, fue un monólogo madridista. Mirotic campaba a sus anchas por la cancha, sin que Sasha Obradovic encontrara la forma de frenarle.Entre él y Llull amasaron una ventaja que llegó a ser de diez puntos (8-18, min. 3), aunque la sensación de superioridad era incluso mayor. La entrada de Albert Miralles, el pívot español del Alba Berlín, supuso un punto de inflexión para los locales. Su intensidad defensiva fue un acicate para sus compañeros, aunque fue en la zona madridista donde comenzaron a hacer daño los alemanes con inusitada facilidad. De hecho, todas las canastas teutonas menos dos triples de Schaffartzik llegaron desde la zona.
Intentó sellar la sangría Laso con la entrada de Reyes y Begic, sus hombres más corpulentos. La decisión, acertada a priori, se volvió en su contra frente a la velocidad de los pívots alemanes, y solo un arranque de genialidad de Carroll evitó que el Madrid se fuera por detrás al descanso (34-38).
Vendaval blanco
Tras las dudas del entretiempo, las cosas volvieron a su sitio. La charla de Laso en el vestuario tuvo su efecto inmediato en la cancha, con una defensa asfixiante de los jugadores blancos, que les permitió volver a abrir brecha en el marcador. En dos minutos habían conseguido tantos puntos como en todo el segundo periodo y el parcial de 12-3 dejó el triunfo encarrilado (37-50) con mucho tiempo por delante.
El tesón alemán le dio para mantener la incertidumbre en el marcador (57-60), pero la superioridad blanca y su mayor profundidad de banquillo evitaron la sorpresa.
Link
0 comentarios:
Publicar un comentario