El equipo blanco remató a puerta en siete ocasiones, aunque solo dos de ellas fueron a portería
Todos los analistas coinciden. Fue un milagro que el Real Madrid-Barcelona de Copa del Rey terminara solo con dos goles, uno para cada equipo. Fueron tantas las ocasiones, los arreones desenfrenados de ambos, que solo la buena actuación de los guardametas y el desatino, en ocasiones, de los delanteros, evitó un resultado más abultado.
En el caso del Real Madrid, al margen del gol de Varane tras un espléndido cabezazo, dispuso de varias ocasiones para aumentar su cuenta. El partido comenzó con un lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo desde la frontal que sacó de forma extraordinaria Pinto. En el 27, fue Benzema quien dispuso de una clara ocasión, pero estrelló el balón en el lateral de la red. Aún en el primer periodo, Callejón y Cristiano gozaron de dos nuevas oportunidades para haber adelantado al Real Madrid.
La segunda mitad tuvo un inicio tan explosivo como la primera. Benzema disparó por encima de la portería de Pinto nada más reanudarse el encuentro, y tras el gol de Cesc, las oportunidades las tuvieron Cristiano, que no llegó por milímetros a rematar un centro de Higuaín, y Modric, con un disparo lejano que se marchó fuera.
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