Dicen en Barcelona que podían haberse ido con un marcador más abultado. También podrían decirlo en la Casa Blanca si hubiera entrado algunas de las múltiples ocasiones que tuvieron, por mucho que fueran los blaugrana los que se pusieran por delante en el marcador. Los pupilos de Vilanova tuvieron su momento con el 0-1 en el marcador, pero no se pueden obviar tampoco las ocasiones de un Real Madrid al que hay que otorgarle muchísimo mérito.
Los hay que dicen que le tiene tomada la medida al Barcelona, que no pueden no salir motivados en un Clásico (una pena que no lo hicieran contra todos los rivales), o que la distancia entre ambos no es de quince puntos como dice la Liga. Sea como fuere, el resurgir del Real Madrid es encomiable con las innumerables bajas con las que aterrizaba. Tenía mucho más que ganar al no llegar como el favorito, y supo jugar sus cartas a la perfección con un bestial derroche de actitud y fe. A lo que hay que unir la oportuna exhibición de calidad de jugadores clave del equipo blanco. Ya lo veníamos diciendo anteriormente. Si no sólo rema Ronaldo y lo hacen cuatro o cinco, el panorama es distinto. Y este miércoles se pudo ver.
Precisamente Ronaldo fue uno de los que más lo intentó, sin estar del todo afortunado de cara a gol, dicho sea de paso. Estuvo superlativo Mesut Ozil un día más. Xabi Alonso pareció haberse guardado todas las fuerzas para este Clásico, mostrándose imperial en el centro del campo, robando infinidad de balones. Serio Diego López en la portería, transmitiendo seguridad, aunque se le viera tímido en un par de ocasiones en las que se quedó demasiado cerca de su propia meta. Y sobre todo, el mejor de la noche fue Raphael Varane.
Estuvo perfecto en defensa. Espectacular en los robos a Messi, el balón que sacó bajo el larguero a Xavi Hernández y, sobre todo, el esférico que le rebañó a Cesc Fábregas tras una carrera de quince o veinte metros cuando ya encaraba a Diego López. Superman estuvo hoy en la defensa, y no en el ataque. Pepe ya se consagró en un Clásico en el Camp Nou, ganándose el cariñoso apodo de ‘Don José’, y hoy lo hizo Varane, en su versión ‘Varanebauer’. Tiene muy buena pinta el central francés. Rápido, descarado, con personalidad, con envergadura, seguro, le falta jugar mejor el balón con los pies. Habrá que esperar, pero al final serán pocos esos diez millones que se pagaron por él y que alertaron a todos en un principio. Como aquellos 30 ‘kilos’ de Don José.
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