Enrique Árbol
2 de febrero de 2013 0:52hUna llamada despertó a Quique Pina aquella madrugada del 2 de abril de 1992. "El míster se ha matado", dijo una voz entrecortada al otro lado del teléfono. La tarde antes, Juanito había vuelto a ofrecer a Pina que le acompañara al Bernabéu, como había sucedido en la eliminatoria anterior ante el equipo checo Sigma Olomouc. "Esta vez no fui porque llegábamos de madrugada y luego había que entrenar, y Juanito era de los que te apretaban más todavía si sabía que habías trasnochado", recordó un emocionado Pina, entonces de 23 años, que jugaba en aquel Mérida dirigido por el mito de Fuengirola. Aquella noche venía el Torino y "Juanito estaba muy ilusionado con volver a ver a Martín Vázquez, aunque lo de ir a Madrid era algo normal".
Pina, ahora presidente del Granada, se detuvo por un instante y contempló las fotos de un Juan Gómez pletórico aclamado por el Bernabéu: "Nadie sabe lo que Juanito quería al Madrid, sólo él podía saberlo. Yo creo que habría llegado a entrenar allí porque tenía madera y convencía a todos los jugadores. Si nos decía que nos tiráramos por un tajo, allá que íbamos todos, pero él era el primero que se tiraba. En el fondo, este Real Madrid tiene el espíritu de Juanito".
Juan Gómez caló hondo en el máximo mandatario del Granada, también por su lado humano: "Me sorprendió conocer un hombre cercano, valiente, sincero y muy generoso. Lo que él tenía era de todos. Un día, después de cenar con varios jugadores, se le acercó un paisano de Fuengirola y le pidió dinero. Juanito le dio lo que llevaba encima, que debieron ser cincuenta o sesenta mil pesetas, y eso que no estaba bien económicamente. Era especial".
Para Pina, volver a cruzarse con el Madrid "es un lujo del que debemos disfrutar". Sabe que formar parte de la Liga de los Ases es un privilegio en ocasiones efímero y ahora toca saborear la visita "del mejor club de la historia del fútbol. Recibirlo debe ser una fiesta más allá del marcador". Para el presidente rojiblanco, que hoy es el anfitrión en el almuerzo de directivas, coincidir con "Florentino es todo un honor. Le admiro como persona y por su capacidad de gestionar un club de la envergadura del Real Madrid de la forma que lo está haciendo. Le deseo los mejores éxitos".
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