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martes, 31 de diciembre de 2013

Ver todo un clásico Real Madrid – FC. Barcelona por TV. Cuestión ...

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Por todos es sabido que ver un partido de baloncesto desde casa a través del televisor no puede compararse con lo que uno siente cuando lo vive en primera persona desde el lugar de los hechos. Yo siempre digo que es como escuchar por primera vez un disco grabado: emocionante, sí, único, también, pero ni punto de comparación con un concierto en directo.

Sin embargo, cuando llega un Clásico de récord como este, la cosa cambia. Te pones delante de la señora ‘tele’ con todas tus armas sobre la mesa, como si fueras un auténtico aventurero rumbo a una expedición imposible: provisiones alimenticias, bebidas de todo tipo, manta mullidita en caso de invierno y móvil o iPad para comentar por las redes sociales lo que está pasando. Todo listo.

Y empieza. Tarde, pero empieza. TVE vuelve a saltarse una previa en condiciones y nos pone a dos presentadores regalando no sé qué cosas justo cuando el encuentro tenía que comenzar. Sí, justo cuando iba a empezar ese duelo tan esperado entre un Real Madrid de locos que continúa invicto después de 25 jornadas y que no encuentra rival que le plante cara, y un siempre temido FCBasket liderado por el terror de los madridistas: Don Juan Carlos Navarro.

Nos quedamos sin previa televisiva, pero los amantes del basket ya estamos acostumbrados a todo. Tú que me estás leyendo seguro que ya sabes por donde voy.

Somos unos espartanos. Sí, tal cual. Sabemos que los medios generalistas hacen prácticamente caso omiso a este deporte salvo en finales, Selección Española y algún que otro suceso anecdótico (como este Clásico). Lo sabemos de sobra. Pero aún así lo seguimos. Con un par. Porque somos unos valientes. En las buenas y en las malas. En la salud y en la enfermedad. Como si de un matrimonio se tratase. Así que si no hay previa, pues nos la imaginamos. Y seguimos ahí con nuestras provisiones, preparados para darlo todo en el salón de casa. Y saltamos, gritamos, animamos. Nos creemos desde Sergio Llull hasta Pablo Laso.

Sí. Espartanos. Eso es lo que somos.

De pronto un Clásico que empieza con un ritmo frenético. Anota Don Juan Carlos Navarro e incluso desde casa se huele el miedo de los madridistas. Pero llega un Rudy Fernández de agárrate que vienen curvas, que se crece todavía más en partidos como este, y nos deja ver lo mejor de sí mismo. Aparece Darden con su taponazo y nos levanta del sofá, mientras Felipe Reyes deja al personal boquiabierto con dos triples seguidos.

(Capitán, oh, mi capitán).

El Barça no iba a ponérselo fácil. Tomic, Lorbek, Dorsey, Navarro y compañía se lo toman en serio. Dejan en varias ocasiones al Real Madrid con el agua al cuello, pero poco a poco la llama azulgrana comienza a apagarse. A la vista está que, a día de hoy, el nivel de ambos equipos es muy diferente, y los de Xavi Pascual no están como estaban hace un par de temporadas.

La defensa de los de Pablo Laso se tornó férrea, y Sergio Rodríguez (protagonista de un movimiento twittero llamado Chachismo Ilustrado que me hace bastante gracia, por cierto) y el montenegrino Nikola Mirotic nos deleitaron con unas dosis de su magia.

La distancia en el marcador ya era amplia, en torno a los 10-14 puntos, pero en encuentros como este sabes que nunca puedes bajar la guardia. Los blaugranas empujaban y apretaban en algunos momentos, pero los arranques eran frenados por los de Laso, que continúan intratables.

98-84 al final. Detrás de ese resultado, el esfuerzo y el trabajo de ambos equipos, y baloncesto. Del bueno. Mucha energía e ilusión de los aficionados (que llenaron el Palacio con más de 13.000 personas), y miles de espectadores que, desde casa, nos sentimos como ese sexto jugador indomable. Como en Esparta.

Porque aunque no hayamos podido asistir al concierto, hemos disfrutado escuchando este disco. Hemos saltado y lo hemos gozado con la misma pasión, gracias a su gran calidad.

Y desde la silla o el sofá peleamos con los nuestros y por los nuestros. Y seguiremos haciéndolo, contra viento y marea, porque así somos, estemos donde estemos; vayamos donde vayamos. Con o sin retransmisiones televisivas. Con o sin obstáculos mediáticos. Porque así somos: apasionados, entregados e involucrados. Auténticos espartanos.

Beatriz Tabarés

@BeaTabares



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