Duros, centrados, sin despistes, constantes, sin ningún recuerdo de la crisis de resultados. Así se mostró el Real Madrid, que se reencontró a sí mismo en el día más adecuado, en el triunfo contra el EFES Pilsen. La Final Four comenzaba a decidirse en el último partido del Top 16 y el equipo de Laso aprovechó la ocasión para encontrar el mejor atajo hasta Londres.Social Media for Business here
La ventaja de campo allana tanto el camino que casi el 90% de las eliminatorias previas para acceder a la lucha por el título fueron favorables al equipo que tenía el factor cancha. Se trata de un tesoro en el contexto de unas series con los ocho mejores equipos del contiente. “El Maccabi es un grande de Europa, con mucha tradición, pero tenemos el factor cancha. Hago un llamamiento a la gente para que se anime a venir. Con el público así, es más fácil jugar”, comentó Rudy Fernández, otra vez diferencial.
El Madrid jugó la Final Four de 2011, la primera desde el 96, y ahora afronta otra tentativa hacia las semifinales, la segunda en tres temporadas. Toca el Maccabi, habitual en estas rondas. Ha estado en nueve de los últimos 10 cursos. Es un clásico, uno de los equipos fetiche de la Euroliga, un club con ascendencia en la competición que arrastra a muchísimos aficionados.
De momento, al Madrid sólo le preocupa el equipo de Blatt. “Es un duro rival. A estas alturas sabemos que cualquier equipo que te toque es complicado porque no hay nadie flojo entre los ocho mejores de Europa. Hay que conseguir rentabilizar el factor cancha y viajar a Tel-Aviv con un 2-0 porque allí el ambiente va a ser tremendo”, dice Sergio. Felipe Reyes recuerda la importancia de los primeros partidos en el Palacio: “Este equipo siempre apuntó a la Final Four. Es un objetivo prioritario. Ahora toca ganar el pase en casa”.Social Media for Business here
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