Las batallas entre el Real Madrid y el Maccabi son historia viva del baloncesto europeo. Si se hiciera una exposición temporal juntando vitrinas veríamos 13 Copas de Europa, 80 Ligas y 63 Copas, y se necesitaría un hangar. Ambos han vivido duelos tremendos, como aquella final de 1980 en Berlín ganada por el Real. En tiempos modernos, sin embargo, el campeón de Israel se ha convertido en pertinaz verdugo blanco. Ocurrió en 2011 en la semifinal del Sant Jordi, en 2010 en Vistalegre en el primer año de Messina, en 2008 con el famoso triple de Halperin... La espinita está ahí y no hay mejor ocasión para sacársela que ahora, con la Final Four de premio. Sería la segunda del Madrid en tres años, la segunda también en 17 temporadas. Esas urgencias no las tiene el Maccabi, presente en seis de las últimas once.
Esta vez el Madrid dispone de ventaja de cancha (playoff al mejor de cinco) y es favorito, pero no por mucho. Enfrente, David Blatt: magnífico técnico que dirigió a Rusia al oro en 2007 frente a España. Su equipo ha llegado hasta aquí como uno de los más en forma de la competición. Sumaba seis triunfos seguidos antes de perder el pasado jueves en el Palau.
Los de Laso tendrán que pelear contra un rival que utiliza armas parecidas, con un juego exterior desequilibrante, físico, rápido, pero no de gran talla, con el escolta-base Ricky Hickman como principal referente. Le secundan Devin Smith (MVP del mes de marzo), David Logan (ex del Baskonia) y, como base más puro, el israelí Yogev Ohayon. Son cinco estadounidenses, si sumamos a Caner-Medley (otro ex ACB) y a Shawn James, gran intimidador y reboteador, con un peso enorme en la evolución del Maccabi, pero pívot más de canastas hechas, de aprovechar los desajustes del rival, que de romper en el uno contra uno. Día grande para Mirotic, Rudy, Carroll, los Sergios... Para el Palacio.Social Media for Business here
Link
0 comentarios:
Publicar un comentario