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Cristiano protesta en Getafe, uno de los naufragios blancos | Reuters
José Mourinho ha hablado. Lo ha hecho en una radio argentina en la que el ex portero Goycoechea (mítico arquero de la albiceleste de los 90) le cuestionó por muchos asuntos. Uno, obvio, el errático devenir de los blancos en la Liga, donde son segundos, pero a 13 puntos del Barça. Demasiada distancia para los merengues. "Perdimos la Liga demasiado pronto", dijo el luso.
Una respuesta que deja varias dudas. La primera es si realmente lleva razón, es decir, si realmente el Real Madrid perdió la Liga en el inicio del curso o si pudo haber hecho algo más. La otra apunta a los hechos en sí mismos. ¿Qué sucedió para que los blancos claudicaran en el inicio de temporada?
La explicación a ambas resulta compleja, pero, si atendemos directamente a los resultados, a Mourinho no le falta razón.
Arranque nefasto
En las cuatro primeras jornadas, el equipo merengue sólo sumó cuatro de doce puntos posibles (derrotas en Getafe y Sevilla, empate contra el Valencia). Luego cogió velocidad de crucero hasta que se volvió a perder frente al Betis y, justo antes de Navidades, el Real Madrid empató en casa frente al Espanyol y perdió contra el Málaga.
Es decir, que en la primera vuelta, los merengues 'sólo' consiguieron 37 puntos, 20 menos de los 57 posibles y 18 menos que los que agarró un Barça enrrachado que sumó 55. Sólo el Real Madrid evitó un pleno total de victorias culés. Esta visión global nos habla de una primera vuelta de altibajos con dos periodos especialmente malos. El inicio y el final de la primera vuelta.
Pretemporada, roces....
En uno, el arranque, el Real Madrid pagó los problemas físicos que arrastró de una pretemporada pensada más al largo que al corto plazo.
Al contrario que en otras temporadas, el equipo de José Mourinho no focalizó todo el esfuerzo en los primeros partidos (y en la Supercopa de Europa), sino que planteó sus esfuerzos con la vista puesta en el tramo en el que estamos ahora, ése en el que se juegan los títulos y donde, casualmente, ha vuelto el mejor Real Madrid.
Para colmo, en esos primeros cuatro partidos, hubo sequías destacadas de jugadores antes clave. Özil, Benzema o Cristiano Ronaldo desaparecieron. En algunos casos, como los dos primeros, por problemas físicos. En otros, como en el del segundo, por cuestiones anímicas.
Aquellos días fueron los de la "tristeza" de un CR7 obsesionado con el Balón de Oro y frustrado por la falta de cariño del club. De ahí que su rendimiento bajara en picado.
Roces internos
A ello hay que unir algunos de los rifi-rafes más sonados entre Mourinho y algunos de los pesos pesados de su plantilla. La bronca post-Getafe o los roces públicos con Sergio Ramos (banquillazo incluido contra el Manchester City) definen parte de la inestabilidad que provocó el mal rendimiento merengue.
El segundo periodo de bajón blanco se produjo justo en el final de 2012. Aquí algunos errores llegaron con un patrón similar al del otro momento de irregularidad blanca, más aditivos que no ayudaron al equipo de José Mourinho. Así, por ejemplo, las lesiones se convirtieron en un lastre más que significativo.
Higuaín o Marcelo estuvieron KO por periodos prolongados de tiempo. También Arbeloa o Di María. Mientras, los futbolistas 'sanos' no rozaban su mejor nivel. Fueron semanas en las que Cristiano Ronaldo tiró del 'carro' casi en solitario.
Pero no sólo hay razones deportivas para explicar resultados como el del Espanyol o el Málaga. También se pueden hallar motivos extradeportivos, como la suplencia de Casillas o la tensión del famoso 'plebiscito de Mourinho', episodios que provocaron los días más difíciles del portugués en el Real Madrid.
Suplentes sí, suplentes no
A partir de estos argumentos, ¿se puede decir que el Real Madrid tiró la Liga? Quizá en ese momento no, pero, más adelante sí. Porque tras esa suma de tropiezos, Mourinho empezó a sacar alineaciones suplentes que pensaban más en la Copa y Champions que en la Liga en sí mismo.
Así llegaron los malos resultados en Pamplona, Granada o Zaragoza, días en los que no sólo se jugó mal, sino que se empató o perdió, dejando más claro al eterno rival, al Barça, que la liga era suya, que no se pelearía.
Para muchos madridistas Mourinho hizo bien adoptando esta táctica, pero otros (algunos jugadores incluidos) creen que el ADN del Real Madrid invita a presionar y luchar siempre, por muy complicada que parezca la gesta. Es una forma de meter presión a un Barça que juega plácidamente en el campeonato local con la mente puesta más en Europa que en casa.
Pros y contras de un extraño proceso que podría quedar en el olvido si el Real Madrid levanta la Décima Champions. Sólo así la Liga será cosa del pasado. En caso contrario, la distancia con el Barça podría convertirse en una dolorosa conclusión para una temporada de luces y sombras.Social Media for Business here
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