El partido del Real Madrid, en lo que se refiere a los futbolistas y las decisiones de Ancelotti, no hay por donde cogerlo. El empate, que antes de empezar el encuentro se podría calificar como 'pinchazo', es un punto de oro que tiene que servirle para volver a hacer autocrítica. Recuerda a actuaciones mediocres y ramplonas como las de Elche, Villarreal y Levante. Hay varios jugadores que, como diría Cristiano Ronaldo cuando falló el penalti en Copenhague, jugaron de forma displicente y metieron en un lío a su equipo. Pero también se pueden calificar de incomprensibles algunas decisiones del entrenador que sustituyó a los dos mejores, Modric e Isco, cuando más claridad y verticalidad necesitaba el equipo para lograr la remontada.Social Media for Business here
El partido empezó con un buen arranque del equipo madridista, moviendo el balón de un lado al otro del campo, con ritmo y posesión. Hasta que Cristiano Ronaldo falló un gol claro. En esos primeros minutos de dominio blanco, los de Ancelotti debieron imaginarse que ya estaba todo hecho y se confiaron. Así llegaron los dos goles de Oriol Riera. Dos balones áreos y dos remates sin oposición que dejaron en mal lugar a Sergio Ramos y Pepe, dos centrales vulnerables. Pepe vio una amarilla y Ramos fue expulsado por doble amarilla por encararse con el juez de línea y por dar un codazo. Volvió a dejar a su equipo en inferioridad numérica, como sucedió en el partido del Galatasaray en Champions en el Bernabéu.
A Ancelotti le están fallando los centrales. Quién le iba a decir a un técnico italiano que sus defensas están siendo su principal preocupación. Les falta inteligencia y actitud. Les sobra suficiencia. El técnico no está contento con ninguno de los dos. La expulsión de Ramos condicionó el partido. Modric e Isco eran los más entonados, los que sujetaban al equipo y le hacían creerse que no todo estaba perdido. Tenían chispa, desborde, creatividad y criterio. Isco marcó un gol clave en el último minuto del primer tiempo.
En la segunda parte el equipo blanco tenía que hacer un sobreesfuerzo para darle la vuelta al marcador y Modric volvió a demostrar que es el futbolista que más pulmones y fútbol tiene para presionar, conducir el bálón y ponerle claridad al juego de ataque. Bale y Benzema, como en Copenhague, estaban 'empanados'. Las urgencias del Madrid le llevaron a Ancelotti a hacer un cambio incomprensible. Sacó del campo a Modric para meter a Nacho, para apuntalar los centrales, y dejar a Xabi Alonso como único mediocentro. Un grave error. Quitó al mejor. El Real Madrid perdió la posesión del balón y el partido se volvió a equilibrar. Antes había sustituido a Di María por Bale. El argentino fue intrascendente. Tiene la cabeza fuera del Madrid y eso repercute en su juego. Fue inofensivo.
La suerte, la fortuna o el exceso de confianza de un combativo Osasuna se alió con el Real Madrid. Isco colgó un balón al área y Pepe lo remató de cabeza para marcar el empate. El último error de Ancelotti fue quitar a Isco para meter a Jesé. Nada de nada.
Fue un mal día de muchas estrellas (Cristiano Ronaldo, Bale, Benzema, Sergio Ramos, Pepe y Marcelo) y de Ancelotti. El Madrid vivió en el caos y no salió mal parado. Pero vuelve a mostrar una falta de regularidad y solvencia en los partidos que tiene que fajarse con los 'pequeños' fuera del Bernabéu. El punto puede parecer poco, pero sirve para sumar y, sobre todo, para evitar que el caos que fue el Real Madrid afecte al entrenador y a los jugadores.Social Media for Business here
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