Desoyendo órdenes también se pueden alcanzar éxitos. La plantilla del Real Madrid parece encaminada a la autogestión para afrontar la final de la Copa del Rey. El último ejemplo de que Mourinho y sus pupilos hablan idiomas diferentes pudo comprobarse ayer: la plantilla decidió celebrar una comida de hermanamiento para llegar a la cita del viernes en el mejor estado de ánimo posible. A la cita no acudió ni Mourinho ni los miembros de su cuerpo técnico.Social Media for Business here
Sólo la disputa de la final de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid está evitando que al Madrid se le esté haciendo demasiado largo el final de temporada. La disputa constante por el poder en el club blanco ha terminado por consumir a Mourinho, desprovisto de mando en el vestuario por la revuelta de sus jugadores.
A Mourinho la fisura en su nave le ha salido por donde menos se esperaba. Desde que Casillas y Ramos, encabezando el grupo de españoles, decidieron seguir otra línea de la marcada por el portugués las cosas se han ido distanciando, hasta alcanzar puntos antagónicos. Los portugueses, el sector del vestuario que siempre ha defendido Mourinho, ha sido el último en romper con el técnico. Las palabras de Pepe sólo han servido para que las desavenencias salieran al aire.
Mourinho abandonará el Madrid al final de temporada con destino, seguramente, a Londres, "empujado", segun parece, por su esposa, a la que no le gusta Madrid. A Florentino Pérez le corresponderá reconstruir lo que el roce ha destruido. Y parece que todo pasará por Carlo Ancelotti. Pero antes de que los acontecimientos se precipiten, el Madrid tiene una cita importante en juego. Una final de Copa, más ante el Atleti, nunca puede ser considerada una cita sin más. Al vestuario le queda la autogestión. Olvidarse de una etapa que está llegando a su fin y centrarse en un simple partido. Al menos, los blancos tienen antecedentes a los que agarrarse; ejemplos en los que la fuerza del vestuario se impuso a la voluntad del entrenador. El más claro llegó en una de las citas más celebradas por el madridismo.
El 19 de mayo de 2000 el Madrid se concentraba horas antes de la final de la Liga de Campeones en la residencia de la selección holandesa, a las afueras de Amsterdam. Jupp Heynckes entrenaba a ese equipo, un conjunto de estrellas que se le había ido de las manos. Fueron conocidos como la "quinta del Ferrari", por su facilidad para el despilfarro y la ostentación. "Una semana antes de la final, Heynckes me reconoció que estaba hundido porque era incapaz de llevar aquel vestuario", revelaría años después Lorenzo Sanz, por entonces presidente blanco.
La habitación número 5, la que ocupaban Mijatovic y Suker, fue el lugar de encuentro para la mayoría de una plantilla que había decidido caminar por su cuenta. "De aquella reunión salió una fuerza importante", aseguró después Hierro. La historia que sigue es conocida por todos: el Madrid ganó a la Juventus y se hizo con la Copa de Europa 32 años después.Social Media for Business here
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