16/05/2013 19:24:00Social Media for Business here
El inglés se retira del fútbol. En Madrid dejó muy buen sabor de boca a pesar de ganar sólo una Liga. La elegancia y el golpeo de balón del '23' blanco siempre se recordarán
La mañana del 3 de julio de 2003 en Madrid. Verano. Sin Liga de por medio, pero media España está paralizada por el Real Madrid. Concretamente, porque está a punto de presentar a su último fichaje: David Beckham. Antes de él habían llegado Luis Figo, Zinedine Zidane y Ronaldo Nazario. Ahora le llegaba el turno al inglés para conformar un equipo de ensueño. Entonces sin tanta información de fuera como existe una década después, los jóvenes futboleros españoles soñaban ya con los ‘platanitos’ de Beckham, esa forma de centrar, de botar las faltas. Inconfundible. E irrepetible. Era siempre el elegido para practicar las faltas en los videojuegos de fútbol. Y desde aquella mañana, podrían disfrutarlo en el Real Madrid cada tres o cuatro días.Visto con la perspectiva del tiempo, David Beckham fue un fichaje estratégico para la conformación de los ‘Galácticos’. El icono de esa generación, prácticamente. No era tan necesario a nivel deportivo, pues ya estaban Zidane y Figo ocupando las bandas, tampoco tan bueno como ellos, pero el inglés le dio lustre al Real Madrid. Era muy buen jugador, y con su impoluta imagen y su tirón en las Islas, además alzó al club blanco algún peldaño en los mercados: las giras, la venta de camisetas, los derechos de televisión, y todas esas vertientes del fútbol moderno que casi se puede decir que muchos descubrieron con el Spice Boy. Operaciones que fueron de una tremenda relevancia para que, una década después y con la galopante crisis que agita al fútbol, el Real Madrid sea todavía el más poderoso. De aquellos barros estos lodos, que se suele decir.
Lástima para Beckham que su llegada coincidiera en el tiempo con el principio de la decadencia de los ‘Galácticos’ en el Real Madrid. No por él, que demostró siempre una entrega y profesionalidad máxima, además de rallar a un gran nivel sobre el césped. Pero al final terminaron difuminándose ambos conceptos: el de la rentabilidad económica de los fichajes de Florentino Pérez, con la rentabilidad deportiva. Enfangando así de alguna manera la trayectoria de Beckham en el club blanco, del que se marchó habiendo ganado apenas una Liga en cuatro temporadas, concretamente la última, con Fabio Capello.
Pero sea como fuere, lo cierto es que han pasado seis años desde entonces, y no se ha vuelto a ver por el Santiago Bernabéu a un jugador con el trato que le daba Beckham al balón, con esa elegancia, ese glamour, ese golpeo aunando la precisión y la potencia. Todo ello junto. Y que, con peor físico, aún guardaba, como se ha podido ver en el Paris Saint Germain. David, muchos todavía seguíamos eligiéndote en los videojuegos para lanzar las faltas.Social Media for Business here
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