El Real Madrid remontó ante el United y se metió en cuartos de la Champions completando su particular semana fantástica: dos triunfos ante el Bacelona y uno ante el Manchester, dos de ellos a domicilio, para seguir vivo en Champions y Copa y mantener el sueño de una temporada triunfal. Ramos, en propia meta, adelantó a los locales, pero la salida de Modric desatascó al Madrid. El croata firmó el empate, aunque el tanto definitivo sólo podía llevar la firma de Cristiano. El hombre que se hizo futbolista en Old Trafford y que, tres años después de fichar por el Madrid, es el auténtico escudo del club blanco.Social Media for Business here
Sir Alex Ferguson, tan amante de los 'mind games' como José Mourinho, empezó ganando el partido desde la pizarra. Dejó en el banco a Rooney y sacó a Nani, con el objetivo de desfondar a Arbeloa. El extremo, casi inédito en la temporada, cumplió su parte, aunque el jugador del primer tiempo fue Danny Welbeck. Rapidísimo, agresivo y vertical, obligó a Varane a dar lo mejor de sí mismo, que en los últimos partidos ha sido mucho.
Pero insuficiente para ganarle un partido de Champions al United en Old Trafford. Para eso están los grandes nombres, y ninguno ocupó tanto el foco en los últimos días como Cristiano Ronaldo. El luso volvía a casa, al estadio en el que se forjó como futbolista, y ofreció una prestación de menos a más. De salida, se le vio con ese punto de ansiedad que suele penalizar su rendimiento y que hacía mucho tiempo que no aparecía. Por supuesto, sus hombros no deben soportar toda la carga. El resto de jugadores creativos del Madrid tampoco estuvo a la altura. Özil amagó pero no dio, no desequilibró. Y Di María volvió a romperse, completando una temporada definitivamente para olvidar.
El United fue mejor en el primer tiempo, pero no sacó rédito hasta la segunda. Fue en el único error de Varane, que debió reventar un balón que rebañó Nani. Su centro lo tocó Welbeck y Ramos lo mandó a su propia portería. El Madrid estaba KO. Ferguson demostró la inteligencia táctica que le ha permitido sobrevivir media vida en Old Trafford. Amoldó a su equipo al rival, negando el espacio al Madrid, poniendo a Welbeck a trabajar sobre Alonso y a Giggs, sustituto de Rooney, a bregar sobre el costado derecho. El ejemplar futbolista galés, milenario ante el Madrid, dio un curso de implicación y sentido colectivo. Trabó casi todas las acciones que intentaron Coentrao y Cristiano y se empleó con la energía de un juvenil.
El partido cambió radicalmente con la expulsión de Nani. El colegiado exageró el castigo de una falta, como mucho de amarilla, y mandó a Nani a la ducha. Pero el Madrid también puso de su parte. Mourinho aligeró el centro del campo con la entrada de Luka Modric, vital en la resurrección blanca. El croata, que también brilló en Liga ante el Barça, la quiso, la buscó y la repartió con criterio. Su impulso permitió al Madrid acampar en la frontal del área inglesa. Con todo, el guiso aún estaba espeso. Hasta que el propio Modric derribó el muro con un derechazo combado, un homenaje al primer hogar de David Beckham.
El United acusó el golpe. Tanto que permitió al Madrid completar la remontada. Özil, en su único destello de la noche, habilitó a Higuaín. Su centro, raso y tenso, lo embocó Cristiano en el segundo palo. El portugués casi pidió perdón a su antigua afición. Pese a su contención, sabía que acababa de hacer un gol de oro.
Pese al cúmulo de circunstancias en contra, el Manchester murió de pie. Tras más de media hora en iferioridad, aún tuvo arrestos y pulmones para empotrar al Madrid contra su portería. Emergió entonces la figura de Diego López, otro de los futbolistas que sale reforzado de una semana tremenda para el Madrid. El meta negó a Van Persie un gol que podía haber vuelto a comprometer el futuro del Madrid. No fue el mejor día de los blancos, pero sí su mejor resultado. Y eso, en una temporada que amenazaba con terminar mañana mismo, es un logro de valor potencial incalculable.
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