El cuadro blanco reincide antes de visitar Vigo en sus errores al defender a balón parado
El encuentro del Real Madrid ante el Valladolid dejó diferentes sensaciones en el conjunto blanco, que el miércoles jugará en Balaídos la ronda de octavos de Copa del Rey. Los de Mourinho estuvo a punto de dejarse tres puntos vitales por culpa del los errores defensivos a balón parado.
JUAN JOSÉ LAHUERTA - MADRID José Mourinho no puede estar contento tras el último partido del Real Madrid. Su equipo dio señales de arrojo en José Zorrilla, pero gracias a Özil se pudo tapar un mal que esta temporada seguro que atormenta el técnico del Real Madrid.
Özil completó un duelo de momentos, de instantes. No completó un partido perfecto, constante y sin fisuras, pero apareció con detalles de un valor incalculable que bastaron para que el Real Madrid regresara a casa con tres puntos.
Antes de que asomara la cabeza, el cuadro merengue había recibido dos goles a balón parado. Ambos, de córner, con un mismo rematador, Mateus Manucho, que con dos apariciones se burló de la zaga madridista.
La primera, en el minuto 7, remató dentro del área pequeña completamente solo (1-0). El balón botó en el centro del área pequeña y dejó al descubierto las vergüenzas blancas.
Algo menos de quince minutos después, tras el empate de Benzema, un cabezazo del delantero angoleño volvió a hacer un roto a la defensa blanca. Manucho, con un salto poderoso ante el que Sergio Ramos no pudo hacer nada, hizo el segundo gol del Valladolid.
Con esa diana, el Real Madrid ya acumulaba seis en contra a balón parado. Algo no va bien en ese tipo de jugadas. Un equipo con jugadores de altura y poderoso físicamente se está mostrando errático a la hora de defender córners y faltas.
Entonces apareció Özil, fundamental en el desarrollo final del partido. El alemán, señalado por Mourinho con sus sustituciones, posiblemente era el principal candidato para ver la segunda parte desde el banquillo. Hasta el día del derbi ante el Atlético, Mesut era junto a Di María el jugador más cambiado del Real Madrid. En diez ocasiones había abandonado el terreno de juego para dejar su hueco a otro compañero.
En el Zorrilla parecía que iba a vivir la undécima, pero Özil volvió a reivindicarse con un gol que salvaba su propio destino y daba esperanzas a un equipo que casi se despedía del título. Lo hizo en el minuto 44 con eslalon y una pared con Benzema que sirvió para empatar el duelo.
Pero el talento de Özil no había terminado. Aún iba a aportar otro instante mágico y decisivo. En el minuto 70 lanzó una falta que entró en la escuadra del Valladolid. Fue el segundo gol que convierte de falta esta temporada.
La actuación del alemán maquilló los errores a balón parado. Özil fue la cara; el sistema defensivo, la cruz.
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