Paco Herrera anuló a los de Mourinho el marcaje de Bermejo a Xabi y lo remató a contragolpe
La muerte de Nanette Norma, hija de Di Stéfano, estaba en la cabeza de los futbolistas del Real Madrid. Mourinho y sus jugadores tienen una debilidad especial con Don Alfredo, estrella eterna del balompié mundial. Di Stéfano les ha dado siempre consejos inolvidables. Ayer, Norma se marchó de este mundo. Ella acudió hace una semana a la entrega de los premios nacionales del deporte, donde su padre recibió el galardón al deportista de una carrera ejemplar. Anoche, la plantilla madridista portó brazaletes en recuerdo de la hija de su gran amigo, estandarte histórico del club. Y afrontaron el partido de Copa con la seriedad que supone tener esta competición como un objetivo. Mourinho no regala ningún torneo. Ha sido su ley de vida. En Balaídos solo dio descanso inicialmente a Casillas, Ramos y Ozil. Jugaron Adán, Essien y Modric. El Celta presentó a su equipo de gala, con el único cambio de Sergio por Varas en la portería. Lo mejor del conjunto vigués es que Paco Herrera siempre plantea fútbol de ataque. En un campo bañado en agua, los dos equipos buscaron el gol y ofrecieron un bonito encuentro de Copa. Y los locales, con un contragolpe magnífico, derrotaron con justicia a un enemigo que nunca supo controlar el juego. Un pase de oro de Xabi, cuando Bermejo dejó de marcarle, permitió a Cristiano anotar un tanto que salvó al Madrid de la tragedia.
El único partido de la temporada que el Celta planificó con cerrojo se produjo en el Bernabéu, en Liga, y la derrota escarmentó a su entrenador. Herrera tenía claro en la Copa que era mejor atacar y ofrecer buen fútbol frente a los blancos y que fuera lo que Dios quisiera. Los locales realizaron un contragolpe precioso y superaron a los hombres de Mourinho.
Cristiano fue el jugador más incisivo del Real Madrid, pero las patadas al tobillo y los empujones de Mallo frenaron su velocidad sin que Álvarez Izquierdo se dignara amonestar al lateral celeste. Los gritos de la afición contra el portugués jaleaban la situación. Desde el primer minuto se cantó «ese portugués que hijo p... es». Parece que insultar y pegar patadas a Ronaldo es legal, porque una vez dijo que era guapo, rico y famoso después de salir sangrando del campo del Dinamo de Zagreb. Los colegiados permiten con CR7 lo que no admiten con Messi, que parece poseer un aura de protección. Cristiano tiene razón. No le tratan igual. Hizo una falta y le amonestaron a la primera. Antes deberían haber tarjeteado a dos rivales que le cazaron. Con ese excesivo rigor del árbitro, después tuvo que perdonar la segunda cartulina al luso, por una falta similar. Era injusto expulsarle. El catalán lo sabía. No lo hizo.
Bermejo, pegado a Xabi
La lesión de Benzema, lastimado en un tobillo, complicó la situación de los visitantes. Callejón entró para buscar soluciones, mientras el Celta se crecía paulatinamente medida que veía que el ogro no era tan fiero.
El once de Mourinho sufrió para hilar su fútbol porque Paco Herrera sacó a Bermejo para pegarse como una lapa a Xabi. El marcaje sobre el organizador del juego madridista fue efectivo.
Mourinho sentó a Di María, que no está bien, e introdujo a Ozil para intentar coger el balón. El problema de salida de balón persistió.
El Celta mantuvo su personalidad. Al ataque. Lago y Mallo destrozaron al Madrid por las bandas. Y Bermejo firmó el mejor fútbol de los locales con un gol que hizo estallar Balaídos. Kaká sustituyó a Essien. El objetivo era conseguir por fin la pelota. El Madrid lo tuvo más. Pero la contra celeste era soberbia. Bustos, en un trallazo desde treinta metros, anotó el segundo.
Varane se lesionó. Terminó jugando en punta. Y el relevo de Bermejo fue clave. Xabi respiró y dio el pase de oro que Cristiano convirtió en el 2-1 salvador que evitó el desastre.
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