El Real Madrid llegó al Bernabéu con varias ausencias tanto en defensa como en el centro del campo, por lo que Mourinho decidió dar entrada desde el inicio a Albiol y a Essien. Casi parecía una premonición de lo fácil que le iba a resultar a los blancos saldar este compromiso.
Antes del partido, los jugadores guardaron un minuto de silencio por las cuatro víctimas de la tragedia del Madrid Arena, ocurrida en la noche del pasado 31 de octubre.
Desde el principio, se vivió un partido de muchas ocasiones, sobre todo por parte de Cristiano Ronaldo, que lo intentó en un par de llegadas cargadas de peligro.
Higuaín también muy despierto durante el partido, abrió el marcador en el minuto 22, que cazó un rechace de Roberto.
Dos minutos después fue Di María el que batió al meta del Zaragoza tras un disparo que recogió él mismo en segunda instancia.
Los maños, que hasta el momento no habían encontrado su sitio en el encuentro, empezaron a despertar o mejor dicho, se aprovecharon de que el Madrid se durmiera.
El Madrid, conocedor del triunfo del Barça ante el Celta, parecía tranquilo por la ventaja obtenida y por tener los tres puntos en el bolsillo, y no hizo muchos esfuerzos por evitar el peligro zaragocista.
Los de Mourinho se dejaron llevar sobre el césped sin poner demasiado interés, sólo Cristiano Ronaldo lo intentó una y otra vez, pero esta noche parecía haber regañado con el gol.
Los últimos minutos sirvieron para comprobar cómo un equipo grande, sin demasiados esfuerzos, puede acabar goleando sin apretar demasiado el acelerador.
Essien hizo el tercero en el minuto 88 -lo que supuso su debut como goleador con la camiseta blanca-, al igual que Modric, que cerró la cuenta para los madridistas (4-0).
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