Benzema pone pronto tierra de por medio. Contaba ya a priori con poco atractivo esta eliminatoria, pero sin embargo empezó el partido animoso, con cuatro oportunidades en los primeros diez minutos. Tres para los blancos, una para los rojillos, que desbarató bien Casillas. Poco después sería Jesé el que tendría otra nueva ocasión de marcar después de una buena asistencia de Ronaldo. Llegó antes Riesgo, que despejó claramente el balón, llevándose por delante al ‘20’ merengue, eso sí. El colegiado Pérez Montero vio penalti, que no lo fue, pero muy acertadamente se dejó aconsejar por su asistente, rectificando la pena máxima. Sobraba la amonestación posterior a Jesé, dicho sea de paso. Los nervios se debieron apoderar del trencilla andaluz. No así de Benzema, que apenas tres minutos después del esperpéntico no-penalti, puso al Real Madrid por delante al cabecear a gol una falta lateral botada magistralmente por Luka Modric, uno de los mejores hoy en el Santiago Bernabéu. El galo se queda así a un gol de los 100 con la elástica blanca. Un registro para nada baladí, dicho sea de paso.Social Media for Business here
El partido se atranca; Oier se nubla. Sin embargo, pese al torrente de ocasiones en ambas áreas, no tardaría mucho en estancarse el encuentro. Ya amenazaba con hacerlo antes del gol, y después del mismo fue más palpable todavía. Por un Madrid que ya tenía buena parte de los deberes hechos con apenas el 10% de la eliminatoria celebrada. Pero especialmente por un Osasuna que sin el balón en los pies echó el culo atrás sin ningún remordimiento. Riera arriba, Riesgo en portería, y los otros nueve jugadores en una franja de apenas veinte metros a contar desde su mismo borde del área. Lo que atascó en gran medida el ataque de un Madrid espoleado casi únicamente por la electricidad de Jesé, la efectividad de Modric y las ganas de Ronaldo, pero con poca profundidad y menos velocidad aún. De hecho, aunque los propios Jesé y Cristiano tuvieron un par de ocasiones de marcar, fue Osasuna el que más miedo metió en el cuerpo en las inmediaciones del descanso, merced al balón parado. Y siempre con Oier como protagonista. Pero sus dos disparos desde dentro del área se marcharon lamiendo el poste. Pudo haber cambiado el partido.
El tridente JBC compensa la poca efectividad de Ronaldo. La segunda parte comenzó con el mismo tono descafeinado con el que terminó la primera. Al menos, el primer cuarto de hora, hasta que las ocasiones empezaron a caérsele a los blancos de los bolsillos. Es lógico, con una mayor calidad, podía pasar en cualquier momento, pese al cerrojazo rojillo. Y el Real Madrid tuvo tres minutos mágicos, del 13 al 16 de la segunda mitad, de ésos que construyen el mito del miedo escénico del Bernabéu. Y eso que Cristiano anduvo errático, porque tuvo dos claras ocasiones ante Riesgo, una a pase de Bale y otra a pase kilométrico de Modric, pero falló ambas. Suerte para los blancos que entre las dos, Jesé sí pudo convertir el mano a mano después de una recuperación de Benzema y la asistencia de Ronaldo. El tridente JBC fue hoy superior al BBC, y Jesé se llevó el premio a su gran partido con un bonito gol que da tranquilidad para la eliminatoria.
Decidirá El Sadar. Tras marcar Jesé el segundo gol de la noche, Cristiano no perdió ni un segundo en celebrarlo para que se sacara rápido de centro, en busca de una mayor renta en el marcador para la vuelta. Pero fue tan sólo un espejismo. Pues con el último cuarto del partido ya sí que el ritmo bajó varios enteros. De hecho, apenas Gareth Bale levantó ya al público, con un gol cantado que desvió irónicamente Cristiano Ronaldo dentro del área pequeña. Fue la última oportunidad del encuentro, que todavía tuvo que despedir a Jesé lesionado. El anticipo a lo que seguro será un partido de vuelta de mucha tensión en Pamplona. El poco encanto al que agarrarse en esta Copa, al menos.
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