Fue Jesé el hombre del partido. El canterano blanco fue uno de los pocos de su equipo que pudo aportar algo de chispa a un encuentro con una primera parte espesa para el Madrid.Social Media for Business here
Madrid (EFE)
Jueves 9, enero 2014 | 4:33 pm
Un buen partido de Jesé Rodríguez, autor de un gol, y un certero cabezazo de Karim Benzema dieron la victoria al Real Madrid, que ganó 2-0 sin brillo a Osasuna para encarrilar su pase a los cuartos de final de la Copa del Rey.
Fue Jesé el hombre del partido. El canterano blanco fue uno de los pocos de su equipo que pudo aportar algo de chispa a un encuentro con una primera parte espesa para el Madrid, mientras que la segunda resultó algo más equilibrada aunque sin demasiadas florituras. Precisamente, la desaparición de Jesé, que se marchó lesionado a falta de veinte minutos para el final, frenó la recuperación madridista
Sin él las luces casi se apagaron por completo para el equipo de Ancelotti, que sufrió a un rival muy digno. La afición del estadio Santiago Bernabéu tal vez no se dio cuenta de la buena disposición de Osasuna. Parecía más pendiente de los Ultras Sur, ahora en el fondo norte, o del gesto de Ángel Di María y su supuesto feo a la hinchada blanca ante el Celta días antes. El argentino, suplente, fue silbado tímidamente cuando fue nombrado por los altavoces.
Casi siempre hay alguna historia que contar ajena al césped, pero la que importa, la que se desarrolla sobre el terreno de juego, la escribió con corrección el conjunto navarro. Bien situado sobre el campo, dejó casi sin ideas a los hombres de Carlo Ancelotti, muy dispersos durante toda la primera parte.
Los 45 primeros minutos se pueden resumir fácilmente. Un tiro a puerta del Real Madrid y un gol. El que hizo Karim Benzema de cabeza tras rematar una falta sacada por Luka Modric. El resto, falta de ideas y remates precipitados que se marcharon lejos de la portería que defendió Asier Riesgo.
En total, el equipo blanco lo intentó hasta seis veces. Cristiano, en dos ocasiones, Modric, Bale, Benzema, Illarramendi y Jesé no tuvieron la suerte de atinar entre los tres palos. Salvo una falta del delantero portugués que rozó la escuadra de la portería de Osasuna, el resto de intentonas ni siquiera se acercaron al objetivo
De Bale, lesionado hasta hoy, no hubo casi noticias. Nada que ver con la reaparición de Lionel Messi el día antes contra el Getafe; de Illarramendi, algún balón bien cortado pero poco más. Estuvo incluso algo fallón en los pases; y Modric, sin Xabi Alonso al lado, no parece el mismo. Aportó coraje, eso sí.
Tampoco hubo profundidad en las bandas. Marcelo no se atrevió demasiado por la izquierda y Arbeloa, por la derecha, no sube igual que Carvajal. Sólo Jesé y algún detalle de Cristiano dieron algo de sentido al juego del Real Madrid, que incluso pudo marcharse al descanso con tablas en el marcador. Osasuna no aprovechó sus opciones y después lo pagaría caro.
Casillas lo evitó en una de esas ocasiones. Sacó una clara de Cejudo y después, al borde del descanso, fue testigo del error de Oier, que no acertó a rematar bien el balón cuando estaba solo en el punto de penalti. El lateral zurdo tuvo el empate en su bota, que no funcionó en el momento cumbre.
Con ese panorama, en el que el Madrid no andaba del todo fino y Osasuna no se encontraba ni mucho menos incómodo, se marcharon ambos equipos al vestuario. Ahí perdieron los hombres de Javier Gracia casi todas sus opciones. El gigante dormido medio despertó y con eso bastó.
Todo lo que faltó en el Real Madrid apareció a medias, pero fue suficiente. Los laterales por fin alargaron el campo; Illarramendi y Modric movieron la pelota con más verticalidad y velocidad; y Cristiano y Jesé fueron aún más eléctricos.
Antes de sufrir un tirón en el gemelo derecho, Jesé hizo el segundo gol. Un error de la defensa de Osasuna sirvió en bandeja la pelota a Benzema, que se la cedió a Cristiano para que el portugués, finalmente, asistiera al canterano para hacer el segundo tanto de la noche.
Fue su premio a un buen partido que no pudo terminar. Isco salió en su lugar y llegó alguna oportunidad más, pero la magia casi se había terminado. El Real Madrid buscó sin éxito un tercer gol para vivir más tranquilo en el siempre peligroso estadio de El Sadar.
Lo pudo marcar Bale, pero Cristiano evitó el gol de su compañero cruzándose sin querer en el camino de la pelota. No hubo más. El 2-0 no es definitivo, a Osasuna siempre le quedará apelar en su estadio a un combate que se convierta en una noche épica. Puede pasar. Si el Madrid funciona a medias, puede llevarse un serio correctivo. Hoy, Jesé fue el ejemplo de lo que hay que hacer.
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