Marcelo volvió en un partido que acabó ganando el cuadro merengue. Foto EFE/s21
Madrid. El Real Madrid enterró su preocupante imagen liguera para agarrarse con fuerza a sus opciones en Copa del Rey y poner un pie en las semifinales con un triunfo 2-0 ante un buen Valencia, que se marchó desquiciado con el colegiado Muñiz Fernández y por sus propios errores ante Iker Casillas.
El Real Madrid mostró que a falta de futbol la motivación le puede impulsar al triunfo. Es lo que falta en una Liga mediocre que ha conducido a jugarse al todo o nada de su temporada en Copa del Rey y Liga de Campeones.
Así llegan finales a mitad de temporada. El Valencia era un rival durísimo. Llegaba al Bernabéu reconstruido por Ernesto Valverde en su confianza y se marchó desquiciado.
Las victorias dan descaro y así saltó al césped, a buscar las cosquillas a una defensa de circunstancias blanca, con Piatti, Jonás y Soldado. Se toparon con un portero que dejó por tercer partido consecutivo su puerta a cero, Iker Casillas. De nuevo titular en un ataque de cordura de Mou que pudo terminar de incendiar todo delante de una afición que le recuerda con silbidos que algo no anda bien.
A estas alturas, camino del divorcio, a la afición madridista le basta con ver casta y entrega. Y la salida con fe les enchufó desde el inicio. La dimensión de Marcelo la han comprobado en sus meses de ausencia. Regresó el brasileño, alejado de su mejor forma pero capacitado para aportar un nuevo arma ofensiva. El lateral izquierdo volvió a tener profundidad. Dio equilibrio.
Cristiano sigue saboreando su momento. Líder indiscutible, su estado de confianza le lleva a buscar el gol desde cualquier rincón del campo.
La alta velocidad en la circulación de balón conectaba con el portugués que probaba a Guaita. Una falta rozaba el palo y un latigazo con la zurda lo sacaba de puños el meta valencianista. Sus duelos estaban por llegar.
El arreón inicial del Real Madrid no encontró el premio por falta de puntería. Con la presión que no muestran en Liga, mordieron sobre Parejo en la construcción y el balón acabó en Modric.
Con todo a placer para definir, ajustó tanto su disparo que se le marchó.
El Valencia se mantenía en pie y le bastó un intento lejano de Tino Costa, que calentó a Casillas, para adelantar líneas y comenzar a probar una defensa formada por Essien, Raúl Albiol y Carvalho. De circunstancias salvo Marcelo.
Piatti buscó las cosquillas al brasileño y Joao puso un buen centro a Jonás que cabeceó abajo para toparse con Iker.
Con Soldado peleando en su búsqueda de oportunidades y lamentando el primer fuera de juego señalado que no era y le dejaba en un mano a mano ante el meta madridista, fue Jonás quien tuvo el destino del partido en sus pies. Tras su cabezazo rozó la escuadra con un derechazo esquinado y con todo a su favor, chutó centrado al pecho de Iker.
El Valencia perdonó y cometió un error que en el Bernabéu es sentencia de muerte. Parejo perdió un balón y cuatro jugadores valencianistas no bajaron. Con Valverde desesperado gritando en la zona técnica, el Real Madrid explotó su mejor arma: el contraataque. Lo tiene tan bien ensayado que hasta llevándolo sus jugadores de menor calidad técnica, Essien y Khedira, acaba dando el mismo resultado. Gol de Benzema.
Con Xabi Alonso por debajo de su nivel, Khedira explotó la mejor de sus versiones. Defiende sin descanso, con una máxima entrega en la destrucción, y asomando en ataque.
Özil aparecía con cuentagotas, Modric ni eso. Se bastó Sami para de nuevo encontrar a Benzema que cerró el primer acto chutando en carrera al lateral de la red.
El Valencia no creía su desventaja y aún le faltaba por vivir lo peor. Saltó en la reanudación por el empate. Se adueñó del partido y corrió el riesgo de ser destrozado a la contra por un tanto que llevase la eliminatoria a Mestalla.
El único fallo de Casillas lo desaprovechó Víctor Ruiz, que remató un córner arriba tras el error por alto del portero. Quejarse de arbitrajes y denunciar una campaña en contra, como hizo Di María, tiene sus peligros. Te dejan retratado con rapidez. Nadie del Real Madrid hablará hoy del arbitraje.
Lo hará el Valencia, que pidió un penalti sobre Jonás y busca explicaciones a tres fueras de juego en acciones que dejaban solo a Soldado.
Con todo hubo una acción que marca la eliminatoria. Apareció la calidad de Ever Banega para lanzar un túnel a Alonso, lanzar un recorte y un pase a la banda que acabó con centro de Piatti, remate de Soldado a Casillas y un balón muerto a portería vacía. Jonás que hizo todo bien en sus movimientos, chutó fuera y cambió el destino.
En la siguiente jugada el mal fario se completó cuando una acción de Coentrao acabó en un centro que metió en su portería Guardado. El segundo gol derrumbó anímicamente al Valencia y la eliminatoria pudo quedar totalmente sentenciada si no es por Guaita. Le sacó dos manos a manos a Cristiano y un disparo ajustado a Özil. El Real Madrid no encuentra el futbol pero sí un resultado que el aferra a la Copa.
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