Últimamente, el pulso del Real Madrid se mide en la vara de Sergio Rodríguez. Nunca se le recordó tan decisivo, tan confiado en sí mismo. El Unicaja hizo casi todo lo que estuvo a su alcance para derrotar a los blancos. Cortó su fluidez, se aplicó con dureza en defensa e incluso hizo daño en el marcador (14 de ventaja en el tercer cuarto). Pero, cuando Rudy tocó a rebato, poco pudo hacer para frenar la remontada. El Chacho firmó un último cuarto asombroso, una vez más, y los blancos siguen contando cada partido por victoria en el Top 16. [Estadísticas]
Porque, de repente, en mitad de esta agotadora temporada, el Madrid no fue el Madrid. Durante buena parte del duelo, el Unicaja, que necesitaba la victoria para alegrar sus penas en Liga (no disputará la Copa), consiguió lo que pocos equipos, maniatar a los blancos, provocar sus fallos y bajos porcentajes en sus lanzamientos. En la primera mitad, apenas 30 puntos en el casillero del visitante.
El punto de inflexión en este inicio se produjo entre cuartos. Lideró más o menos sin problemas el Madrid el primero, con la sensación de que en cualquier momento daría un golpe en la mesa, cambiaría de velocidad y se marcharía. Pese a que Hettsheimeir fallaba, un triple de Suárez puso el 9-15. Pero el arranque del segundo acto trajo dos malas noticias para los blancos, la lesión de Pocius y un parcial de 6-0 para los malagueños, que tomaron las riendas. Un poco más adelante, otro parcial (10-0) para los de Repesa, fieros en defensa y acertados desde el perímetro (4 de 7 al descanso). Sólo los 10 puntos de Rudy Fernández minimizaron los daños para el Madrid (36-30), que se quedó en su anotación más baja de lo que va de temporada.
Echaban en falta los de Laso la magia de Sergio Rodríguez, en vena últimamente. La fluidez, el baloncesto fugaz, el acierto. Pero nada de eso iba a aparecer a la vuelta de vestuarios. Todo lo contrario, el que salió enchufado fue el Unicaja, de la mano de Krunoslav Simon y sus triples (cuatro de cuatro a esas alturas) puso una máxima alarmante (46-32, min. 24). Los verdes se aplicaban en defensa, contundentes, sin permitir canastas sencillas, cortando las habitualmente fluidas vías de anotación blancas. El Madrid tembló en ese momento y, entonces, apareció Rudy Fernández.
Al rescate, el balear se echó el equipo a la espalda, lo que corresponde a su condición de estrella. De su casta, de cinco puntos seguidos y una defensa que, de repente, se transformó, como espoleada por la actitud rebelde de Rudy. Fueron varias las ocasiones en las que se le agotó la posesión al Unicaja, que también notó la nefasta dirección de Marcus Williams.
Para terminar de redondear el retorno del Madrid al partido, tomó el testigo, Sergio Rodríguez. Ya con él en cancha, en el último acto, se culminó la remontada (50-53, un espectacular parcial de 2-18). Se encontró el canario con el ímpetu de Carroll, porque, esa es la impresionante plantilla del Madrid, ni siquiera hizo falta ya Rudy. El Chacho dominaba, manejando la renta ante un Unicaja que no terminaba de darse por vencido, aunque ya estaba desconectado mentalmente de la puja. 10 puntos en el último parcial que dejan a los de Repesa también tocados en Europa y al Madrid, sin embargo, ya con tres victorias a domicilio que le auguran un gran porvenir. El domingo, en Liga, nuevo episodio de este frenético Unicaja-Madrid.
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