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martes, 7 de enero de 2014

Real Madrid 3 – 0 Celta de Vigo: Demasiados polvorones

La vuelta de las vacaciones siempre es dura, lo sabemos todos, pero más si tu quehacer diario tiene un componente físico porque el cuerpo tarda en desentumecerse del letargo, en recuperar la tonalidad perdida y en redescubrir las sensaciones que un día tuvo pero que los excesos han ido mitigando. Y es cierto que las vacaciones no terminaron ayer para los jugadores madridistas, ya que llevaban algunos días entrenando y habían jugado una pachanguita allí donde las dictaduras son buenas, pero nada comparable a la competición oficial, cuando la realidad supera siempre a la ficción.Social Media for Business here

Foto: xurde

Foto: xurde

Por ello el Celta se hizo con la primera mitad del encuentro, demostrando hechuras de gran equipo pero con un gran problema, el gol, esa quimera que tantos buscan, y a pesar de contar con Charles, que el año pasado metió goles de todos los colores en Segunda, pero amigo, ésto ya es otra cosa, de goleadores de Segunda que naufragaron en Primera está la historia repleta.

El Madrid, que salió con su alineación de gala, con la salvedad de Di María que siguió jugando por la eterna recuperación de Bale, se dedicó a corretear por el terreno de juego, pasándose el balón de unos a otros pero sin ofrecer nada que los aficionados nos pudiéramos llevar a la boca, nada importante, al menos, ni siquiera tiros que rozaran la portería.

Así, la primera parte fue soporífera, ideal para que nuestros hijos nos contaran lo bien que se lo iban a pasar con los juguetes que acababan de recibir o la venganza que tenían preparada contra esos tipos de ropajes raros que no les habían traído lo que previamente, y por los cauces ordinarios del correo postal, habían solicitado. El Celta no podía, aunque quería y parecía poder, mientras que el Madrid no podía, aunque también quería sin parecer poder.

Todo cambió en la segunda mitad, o más concretamente a partir del cuarto de hora. Xabi Alonso se quedó en el vestuario debido a sus problemas con el tímpano y fue sustituido por Illarramendi, aunque eso no fue el detonante de la revolución, sí lo fue, en cambio la aparición estelar de Jesé y Bale. Ambos dinamizaron el encuentro y pusieron algo de dinamita arriba.

El canario está de dulce, no hay duda, y eso unido a su tremebunda calidad no hace sino que el fútbol aparezca a su alrededor. En sus primeros cinco minutos en el terreno de juego tuvo una ocasión, dio una asistencia a Benzemá, que éste falló, y otra que éste sí marcó, demostrando que ahora mismo está para ser titular, aunque lo políticamente correcto todavía lo impida. El galés, por su parte, también dejó gotas de su talento, total, absoluto, y maquinalmente efectivo. Se pueden escribir ríos de tinta al respecto, pero el día que Bale esté en plenitud física demostrará todo el fútbol que tiene en sus botas y nos quedaremos con la boca abierta ante tal portento.

Mientras tanto nos conformaremos con sus detalles, con el debate sobre la titularidad de Jesé y con el fútbol, siempre entusiasta, de Carvajal, un chico que no da una voz más alta que otra pero que cuando juega, y cada vez lo hace más, se hace notar. Incisivo atrás y adelante, un lateral de largo recorrido, tanto futbolística como temporalmente.

En definitiva, el Madrid aguanta el tirón de los de arriba, aunque a duras penas, confiando en afinar la orquesta en estos dos meses previos a la resolución de la temporada. Mimbres ahí, insinuaciones previas, también, y ya sólo nos queda algo de continuidad.

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Acerca de Ruben Sancho

Escritor salmantino, hotelero de profesión, economista de formación y soñador de ideología. Redactor Jefe de El Librepensador, Subdirector de Letras, y autor de la colección de relatos "Un lugar llamado Fracaso"(Bubok, 2009).


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