Tanto anunció la prensa que en el partido de anoche Ronaldo presentaría su Balón de Oro a los aficionados del Bernabeu, que los jugadores madridistas pensaron que con ello había terminado la jornada, a juzgar por su falta de juego de los primeros cuarenta y cinco minutos.Social Media for Business here
Bien es cierto, sin embargo, que el Granada hizo todo lo que tenía que hacer para que así fuera. Aprovechó la hora del partido, la hora de la siesta, para dormirlo con una suave nana nazarí, teniendo el balón en su zona defensiva y desconectando al Madrid del encuentro.
Sin embargo se olvidó de una cuestión fundamental, atacar la portería de Diego López, aunque también hay teóricos que defienden el concepto de “no despertar a la bestia”. Así, la primera mitad transcurrió entre bostezo y bostezo, con algún disparo desviado de Ronaldo, la puesta en duda de la descendencia de Bale y la parada descomunal de Roberto a la chilena perfecta de Ronaldo, que al menos sirvió para que todos nos despertáramos justo antes del café del descanso.
Todo cambió en la segunda mitad. Bale se quedó en el vestuario, por petición expresa de su mujer, se entiende, y Jesé salió a revolucionar el partido, sin hacer nada especial, pero sí con su mera presencia, cosas de los genios supongo, aunque también ayudó la mayor intensidad de sus compañeros y el agotamiento físico del Granada, que ya no llegaba tan fácil a las ayudas, y del balón, olvídate.
Era cuestión de tiempo que los goles fueran llegando, y lo hicieron en dos genialidades de Ronaldo, otra vez él. Primero se inventó un disparo imposible desde la frontal del área, un caracoleo poco habitual en él hasta que el hueco para el disparo apareció, y gol. Y el segundo, en una jugada de esas que dicen que él no sabe hacer, pobres ignorantes. Un pase mágico a Marcelo que aprovechó para asistir a Benzemá que marcó a puerta vacía, así es el brasileño, pudiendo haber marcado prefirió asistir, así sabe que tiene otra fiesta donde acudir cuando sea menester.
Hasta el final del encuentro seguimos asistiendo al festival ofensivo del Madrid, que pudo haber marcado algún gol más, y bien que lo mereció, a la reconciliación de Di María con su afición, no hay nada como jugar bien al fútbol, y a fe que el argentino lo sabe hacer, y a certificar que el Madrid también sabe jugar con falso delantero centro, faltaría más, aunque Isco refunfuñe.
Pero pongámonos tácticos y destaquemos algo fundamental para lograr títulos a final de temporada, el entramado defensivo de este equipo que se ha ido construyendo para atacar funciona a la perfección. Otro partido sin encajar un gol, otro partido sin apenas ocasiones del rival, el Madrid se ha convertido en una roca atrás y con ello se postula para todo.
El Barça y el Atleti sienten el aliento madridista en el cogote y saben que quien les persigue siempre espera pero nunca desespera.
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