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jueves, 24 de enero de 2013

El Barça supera al Málaga y se medirá al Real Madrid en ...

  • Málaga CF: Kameni; Gámez, Demichelis, Weligton, Eliseu; Sebastián Fernández (Saviola, m. 80), Iturra, Camacho, Duda (Portillo, m. 62); Joaquín (Piazón, m. 82) y Santa Cruz.

    FC Barcelona: Pinto; Alves, Mascherano, Piqué, Jordi Alba (Adriano, m. 89); Pedro (Alexis Sánchez, m. 87), Busquets, Xavi, Iniesta; Messi (Thiago, m. 82) y Cesc Fábregas.

    Goles: 0-1, M. 8: Pedro. 1-1, M. 11: Joaquín. 1-2, M. 48: Piqué. 2-2, M. 68: Santa Cruz. 2-3, M. 76: Iniesta. 2-4, M. 79: Messi.

    Árbitro: Mateu Lahoz (Colegio Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a los malaguistas Iturra (m. 14), Weligton (m. 26), y a los jugadores del Barcelona Sergio Busquest (m.32), Jordi Alba (m. 38), Cesc Fabregas (m. 45), Mascherano (m. 69) y Alves (m. 81).

    Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio de La Rosaleda ante 30.000 espectadores.

La Champions League adelantó su llegada a La Rosaleda. Málaga y Barça (2-4) ofrecieron un espectáculo grandioso, asombroso, magnífico, digno de la mejor competición del fútbol mundial. No hubo tregua, ni descanso. El partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey fue una exhibición, un deleite para el espectador, un disfrute para el aficionado. Pasó quien estuvo ligeramente mejor y se confirmó el esperado Real Madrid Barcelona en semifinales.

Fue encomiable el derroche de los futbolistas de ambos equipos, su adaptación a un terreno de juego en mal estado y su capacidad superlativa para seguir jugando, siempre jugando, buscando el marco rival, atacando sin descanso. De arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba.

El duelo, influenciado por el 2-2 de la ida, comenzó como un tiro. El Málaga presionaba, el Barça combinaba y Pedro aparecía para anotar el primer gol en el minuto siete. Banda libre para Alves, pase al espacio para el brasileño, que estaba en fuera de juego por muy poco, y centro a la cabeza del canario, que no perdona.

Se las prometían muy felices los azulgrana, que encarrilaban la eliminatoria nada más empezar. Pero los locales respondieron a los pocos minutos, en una jugada que empezó con manos no señaladas de Seba Fernández y que acabó con Joaquín ejerciendo espléndidamente de delantero centro. Giro sobre sí mismo y tiro ajustado al palo. El Málaga volvía a estar dentro.

La pista de patinaje en la que se había convertido el terreno de juego no derivó en un típico choque del duro hockey hielo. Más bien fue una demostración de patinaje artístico, con piruetas o espirales dignos de las más grandes estrellas de este deporte como Alexei Yagudin y Evgeni Plushenko.

Si en el fútbol actual hay un artista capaz de marcar los pasos a la perfección ese es Andrés Iniesta, un bailarín de excepción en un tremendo momento de forma. Combinando con Messi, el de Fuentalbilla fue una pesadilla para la zaga local. Ambos se encontraron, en la primera mitad, con el travesaño y con un Kameni inexpugnable. Pero ni el portero camerunés pudo frenar el vendaval azulgrana en el segundo tiempo.

Obligados por el resultados, los jugadores del Barça regresaron de los vestuarios enrabietados, con la portería contraria entre ceja y ceja. El Málaga les había discutido no sólo el protagonismo, sino también el resultado. Cuando Iniesta atrapó un balón en su banda, la izquierda, la defensa local respiró tranquila. "Los tenemos a todos controlados", se dijeron. Uno marcaba a Messi, el otro a Cesc, el tercero a Xavi, ... Pero nadie vigilaba a Piqué.

El central azulgrana estaba sólo en el área malagueña, esperando el servicio preciso de Andrés para controlar con el pecho y rematar de primeras. Piqué celebró con alegría su recién estrenada paternidad y dedicó su diana a su hijo Milan.

Con el resultado a favor, y con Jordi Roura pidiendo calma a sus jugadores, el Barça dibujó sus mejores jugadas del partido. Se adueño del balón, ralentizó el juego y fue creando ocasiones cada vez más claras. Pero fue desperdiciar una ocasión (y recibir Cesc un pisotón) y dejar vía libre al contragolpe del equipo de Pellegrini.

Tic-tac y gol de Roque Santa Cruz, disparo a la base del palo, rebote y adentro. Otro jarro de aguas fría para los azulgrana y una tremenda inyección de moral para el Málaga y su público, que abarrotaba las gradas de La Rosaleda. El choque seguía estando vivo, disputado, intenso incluso cuando las fuerzas empezaban a fallar.

En el momento en que los futbolistas empiezan a sufrir, cuando cuesta que el aire llegue a los pulmones, cuando las ideas no aparecen con tanta claridad, es cuando la calidad marca las mayores diferencias. Así fue como combinaron Xavi, Cesc e Iniesta para firmar el 2-3, la sentencia casi definitiva para los andaluces, tiro raso por debajo de Kameni.

Pellegrini, en la banda, llamó rápidamente a dos de sus futbolistas, justo los que quería introducir en el partido para intentar igualarlo de nuevo. No pudo ser. Saviola y Lucas Piazón se quedaron pasmados, igual que el técnico chileno, cuando Messi remató de cabeza, desde el área pequeña, un centro de Alves. El resultado ya era imposible de remontar, los cuartos de final estaba perdidos.

Con todo decidido, aun hubo tiempo para que escalofrío recorriera la espina dorsal de más de un seguidor del Barça cuando Jordi Roura ordenó el cambio de Leo Messi. Algo tan poco habitual que hizo pensar en una lesión del argentino. La siguiente imagen, con el médico azulgrana hablando con el crack en el banquillo, no ayudó a espantar los temores. La situación quedó, sin embargo, en un susto, simple fatiga muscular, nada que no se cure con un buen descanso.



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