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domingo, 9 de diciembre de 2012

Valladolid-Real Madrid

  • 2 - Valladolid: Dani Hernández; Rukavina, Sereno, Valiente, Balenziaga; Álvaro Rubio, Víctor Pérez; Omar Ramos, Ebert (Bueno, min. 29), Óscar; y Manucho (Guerra, min. 76).

    3 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Modric, min. 60), Sergio Ramos, Pepe, Nacho (Di María, min. 45); Khedira, Xabi Alonso; Callejón, Özil, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Varane, min. 73).

    Goles: 1-0: Min. 6, Manucho. 1-1: Min. 11, Benzema. 2-1: Min. 21, Manucho. 2-2: Min. 44, Ozil. 2-3: Min. 71. Ozil.

    Árbitro: Pérez Montero (Comité Andaluz). Amonestó a Manucho, Omar, Óscar, Di Maria, Ozil y Cristiano.

    Incidencias: Estadio José Zorrilla. Casi lleno, 25.000 espectadores. Los jugadores locales salieron con una camiseta blanca de apoyo a su excompañero Sisi, ahora en Osasuna, lesionado.

El Real Madrid sigue vivo en el campeonato después de ganar de manera sufrida en el José Zorrilla ante un Valladolid descarado y atrevido que llegó a mandar en el marcador hasta en dos ocasiones (2-3). El Madrid volvió a caminar sobre el alambre como en cada partido a domicilio. Hace quince días en Sevilla, la apuesta de José Mourinho fue cruz, en esta ocasión salió cara, siendo la única explicación de ello el talento de Mesut Özil.

Fue el alemán el que en esta ocasión se elevó sobre el resto para conducir de manera brillante a su equipo hacia una victoria muy importante. Sus compañeros se exprimieron al máximo y él agradeció su esfuerzo con dos acciones deslumbrantes para tumbar a un rival peligroso. Una combinación con Benzema y un lanzamiento de falta a la escuadra remontaron un encuentro que tenían controlado los de Djukic.

El Madrid llegaba muy exigido por la clasificación, por los titulares de la prensa (que sitúan a Mourinho fuera del equipo en junio) y por las malas sensaciones que había transmitido con su fútbol en las últimas semanas pese a la victoria en el derbi ante el Atlético de Madrid. El portugués sorprendió dando la titularidad a Callejón en lugar de Ángel Di María, uno de sus favoritos durante estos dos años y medio.

Además se saltó su procedimiento habitual al dar una oportunidad en la Liga a Nacho, un lateral que seguramente se hará un hueco en la primera plantilla la próxima temporada. Al descanso dio marcha atrás para colocar a un extremo, Callejón, en la posición del canterano, en un movimiento más ‘made in Mou’.

En la primera parte el Madrid nunca estuvo a gusto porque fue siempre a remolque en el marcador tras dos remates certeros de Manucho, el señor de las áreas. Nadar a contracorriente no se le ha dado bien esta temporada a los blancos, pero en Zorrilla fueron capaces de reponerse ante la adversidad hasta en dos ocasiones.

En la segunda, con el partido empatado, el portugués sacó toda la artillería para buscar una victoria imprescindible para seguir vivos en la Liga y quizás para salvar su cabeza. Lo logró gracias a un Özil excepcional. Pero para llegar hasta ahí tuvieron que sufrir como nunca, algo que evidenció los nervios que se viven en la casa blanca estos días. Mourinho no dejó de protestar contra todo durante el encuentro. Sus jugadores y el colegiado fueron los objetivos del portugués, que por momentos vio más muerto que vivo a su equipo.

La salida del Valladolid con el balón jugado fue un problema para los blancos hasta que Mourinho ordenó ejercer la presión sobre los centrales pucelanos. Sin embargo, para entonces los blancos ya estaban por debajo en el marcador.

Los pucelanos salieron como prometían, a jugar sin complejos ante un rival con mucho que perder, y golpeó pronto. A la salida de un córner Manucho, el que sería el jugador del partido para la Valladolid, adelantaba a los suyos tras un error garrafal de Arbeloa, que no salió a tiempo del área pequeña. El angoleño, solo ante el portero, fusiló la red madridista.

Un error de Balenciaga en defensa sólo cinco minutos después lo aprovechó Benzemá para marcar a pase de Callejón, cuya presión había surtido efecto. El Valladolid regalaba un tanto sin que el Madrid hubiese llegado casi a la portería de Dani Hernández.

El segundo córner del Valladolid certificó que el Madrid tiene un problema para defender las jugadas a balón parado. Manucho, parado en el primer palo remató ante la atenta mirada de Ramos, que le defendía por detrás, y de Casillas, que dudo en la salida. Los de Djukic volvían a golpear a balón parado. El Madrid no encajaba dos goles de córner desde enero.

Para entonces el Madrid era dominador del encuentro, pero el Valladolid se resistía a sucumbir. Agonizaba la primera parte cuando en medio de una voluntariosa batalla de ambos en el centro del campo apareció la mente privilegiada de Özil para abrir camino. El alemán condujo a lo Messi desde la banda izquierda y cedió a Benzema en el área, que le devolvió el esférico de tacón para que con la zurda el internacional teutón pusiese el empate en el marcador.

Tras el descanso el Madrid lo intentó más, aunque los locales no le perdieron la cara al encuentro. Mourinho comenzó su baile de sustituciones y cambios de posiciones. Callejón de lateral izquierdo o Xabi Alonso de central, para jugar con sólo dos defensas, fueron algunos de sus ingeniosos cambios. Arriesgaba el portugués para hacer sonar la corneta.

No hizo falta que la caballería blanca asediase mucho a su rival para lograr el tanto de la victoria. Benzema forzó una falta en la frontal para el perfil de Özil. Desde la misma posición que ante el Borussia Dortmund salvó un punto, el alemán puso la pelota en la escuadra para dar los tres puntos al Madrid y evitar un desastre que se anuncia cada quince días, pero que de momento el talento de los futbolistas blancos se empeña en impedir.



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