José Mourinho ha sido el entrenador del Real Madrid durante estos tres últimos años, aunque a veces ha parecido lo contrario. El portugués no ha dejado títere con cabeza en el club que le contrató para acabar con la hegemonia del Barcelona. No ha importado el lugar, el puesto o la situación. Jugadores, directivos, el entrenador del filial y hasta la afición. Mou se ha peleado con sus propios vecinos.Social Media for Business here
Era un secreto a voces el cisma entre el técnico y la plantilla. Mourinho no ha tenido miedo de nadie, ni del capitán, Iker Casillas. Se atrevió a quitarle de la titularidad en favor de Adán. La lesión de Iker en Mestalla cuando volvió convenció al portugués para fichar a Diego López, 'su' guardameta. Desde ese día no ha jugado Casillas, santo y seña del madridismo. La relación entre el capitán y Mou era la que el luso ha acabado teniendo con sus jugadores, muy distante. Muy pocos son los que todavía le entienden. Sergio Ramos, Özil, Khedira, Pedro León, Higuaín y hasta Pepe o Cristiano fueron dianas de Mourinho. El cisma entre unos y otros ha sido evidente.
La pelea de Mourinho ha traspasado el terreno de juego. Tampoco le importó enfrentarse con el club. Quiso entrenar a Portugal durante unos días mientras estaba al servicio del Real Madrid, se cargó a Valdano transformando el organigrama y eliminando la figura del director deportivo y lanzó demasiados dardos contra la propia institución. Mou se sintió solo, no apoyado ni por la zona noble, y cargó contra árbitros y federaciones diciendo que él era el único que defendía los intereses blancos. Hasta Toril, técnico del Castilla, recibió su 'cariño'.
El Santiago Bernabéu ha tenido una relación de amor y odio con su técnico. Él era el camino hace poco. Se inventaron hasta bufandas con su rostro y Mourinho fue capaz de crear un plebiscito en un partido contra el Atlético de Madrid para ver si le querían. El desgaste hizo perder al estadio toda su confianza en 'The Special One'. El enemigo estaba en casa. Mourinho tampoco dudó en criticar la pasividad de la afición y en hablar de los 'pseudomadridistas', los nuevos malos de la película.
Fuera del Madrid, la historia ha sido la misma. Metió el dedo en la llaga, en el ojo de Tito Vilanova y atacó en rueda de prensa a Guardiola, el Barcelona, la UEFA o el que pasara por allí. La prensa también fue objetivo de los disparos frente al micrófono.
José Mourinho se marcha del Real Madrid después de mover hasta las alfombras. No logró transformar al club más especial del mundo, que le ha superado.
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