Un año más, la imprevisión a la hora de confeccionar el calendario y la mala costumbre de no fijar de antemano la sede de la final de la Copa mantienen en vilo a las aficiones y abren el enésimo culebrón. Si el curso pasado el Barça y el Athletic jugaron a regañadientes en el Vicente Calderón porque el Madrid alegó unas obras en los lavabos del Bernabéu para evitar pasar el mal trago de ver a los culés celebrando el título en su estadio, esta vez tampoco hay acuerdo previo entre los dos equipos de la capital. El Atlético quiere jugar en su casa, y los blancos prefieren hacerlo en otra ciudad y se decantan por el Camp Nou. Mestalla, el Olímpico de Sevilla y hasta el viejo San Mamés, por aquello de la tradición copera del Athletic y el homenaje a una 'Catedral' que cierra, son las alternativas. Todo está pendiente de la reunión oficial entre los clubes y la Federación.
Para empezar, la fecha no está del todo clara. Se fijó para el sábado 18 de mayo, pero Televisión Española se ha encontrado con un problema: coincide el festival de Eurovisión. Por motivos evidentes de audiencia, a los rectores del TVE les agradaría que el partido se traslade al viernes o al domingo.
Juicio a Benzema
Los rojiblancos se han pronunciado de forma explícita. Recién acabado el choque del Sánchez Pizjuán, su presidente, Enrique Cerezo, insistió en que pedirá el Calderón. O sino, el Bernabéu. En ningún caso, los rojiblancos aprobarían jugar fuera de Madrid. Tiempo de crisis. Los blancos han trasladado al organismo de Ángel Villar su deseo de jugar en el feudo azulgrana o en Mestalla.
Mientras tanto, Karim Benzema, 'cazado' por un radar móvil a 216 kilómetros por hora en la M-40 a principios de mes, será juzgado por un delito contra la seguridad vial. Iba el francés a más doble de la velocidad permitida con un Audi. Se enfrenta a una posible pena de prisión de tres a seis meses de duración o a una multa de seis a 12 meses con una cuantía que decida el magistrado.
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