Cristiano Ronaldo y Kaká celebran un gol frente al Ajax | Reuters
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Apenas se ha inaugurado el mes de diciembre y el Real Madrid ya mueve ficha de cara a un mercado invernal en el que, salvo sorpresas, sólo tendrá un nombre sobre la mesa, y no para fichar, sino para vender. El adiós de Kaká se ha convertido en una prioridad, más si cabe tras el interés mostrado por Los Ángeles Gálaxy.
Un proceso que no esconde sólo razones vinculadas al brasileño o a su bajo rendimiento, sino que también tiene segundas intenciones. La casa blanca pretende usar su adiós para acelerar la renovación de Cristiano Ronaldo.
No se trata de una situación novedosa para el Real Madrid. Más bien todo lo contrario. Cuando club y portugués comenzaron las conversaciones para ampliarle el contrato, en la zona noble del Bernabéu se contaba con un as escondido en la manga. Todos daban por hecho que este verano Kaká sería vendido y que, con lo que se ahorrarían en la ficha del brasileño, se podría renovar a CR7.
Y es que, aunque devaluado, el sueldo del mediapunta sigue siendo, junto con el del propio Cristiano, el más elevado de la plantilla: 12 millones limpios por temporada que, en realidad, son 15 brutos por año. La cifra de lo que se ahorrarían las arcas merengues (unos 35 millones en dos años y medio) con la venta de Kaká serviría para, invertido en CR7, aumentarle la ficha en los próximos dos años y aumentar el contrato del delantero en al menos una o dos campañas más.
Cabe recordar que Cristiano, al contrario de lo que se pensaba en un principio, seguirá acogido a la Ley Beckham hasta 2015, aunque se produzcan mejoras en su contrato. Esto es, seguirá tributando al 15% de IRPF reducido actual y no al 51% que prevé la norma. Será a partir de esa fecha, 2015, cuando el sueldo del portugués se dispararía.
Si el Real Madrid se plegase a la petición de Cristiano Ronaldo (18 millones limpios por temporada) el Real Madrid debería aumentar su salario bruto por campaña hasta los 21 millones de euros. Pasado ese plazo, cada temporada le saldría al Real Madrid por 36 millones de euros.
Teniendo en cuenta que el luso exige cuatro años más de contrato (hasta 2017), la inversión global con respecto a lo previsto actualmente sería de 84 millones de euros (12 millones más hasta 2015 y 72 hasta 2017). La salida de Kaká permitiría amortizar cerca de la mitad de esta inversión. El resto se conseguiría pagar con los rendimientos económicos que asegura la presencia del portugués. La operación sería, por lo tanto, redonda.
El problema es que las limitaciones de caja actuales en el Real Madrid y las trabas crediticias para los blancas impiden acometer la operación si no se cuenta con algún giro como el que proporcinoaría la salida de Kaká.
Sea como fuere, el futbolista tampoco cuenta para Mourinho ni hasta junio, ni después de junio, aunque el adiós del entrenador parece cantado. Kaká, por su parte, conseguiría, en Los Ángeles, ganar un sueldo similar al que percibe ahora en Madrid.
La excepción al tope salarial que ahora deja vacante Beckham le permitiría seguir recibiendo un jugoso sueldo pese a sus 30 años y su bajo rendimiento, algo que ningún club europeo parece poder ofrecerle actualmente.
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