Como ya hemos comentado en anteriores entregas, el final de siglo fue bastante convulso para la entidad presidida por Manuel Ruiz de Lopera. Los éxitos a mediados de década de la mano de Serra Ferrer, su marcha, el multimillonario traspaso de Denilson, la transformación del viejo estadio en un terreno moderno, los desmedidos sueños de grandeza del máximo accionista...todo esto y mucho mas, sucedió en aquellos años. La degeneración del proyecto devaluó una plantilla confeccionada para pelear por puestos europeos y hasta pensar en levantar títulos. Las malas decisiones de unos y otros dieron con el Betis en los puestos bajos en la última campaña de los noventa, inaugurando el nuevo milenio con el inminente peligro de volver a la división de plata.Social Media for Business here
Su rival en aquella decisiva tarde de primavera, se encontraba en un momento agridulce. Si la marcha liguera era mala para un club acostumbrado a situarse siempre en el podio, el rendimiento europeo era superior a lo esperado. Comandados por un imperial Raúl y un hombre de la casa como Vicente del Bosque, los blancos se había colado en la final de la máxima competición continental, donde se enfrentarían a otro conjunto español, el Valencia de Héctor Cúper. En Liga, como ya se ha dicho, la clasificación no era la mejor posible, así que era necesario ganar los últimos dos partidos para asegurarse un puesto en la próxima Champions League, sin tener la obligación de ganarla para lograrlo.
Sería un día de regresos y también de despedidas. Si la temporada en Sevilla finalizaba aquel 14 de mayo, a la vez se producía el debut en el banquillo local de Faruk Hadzibegic, defensor bosnio que volvía a Heliópolis tras casi trece años de ausencia. Las condiciones no eran las idóneas para triunfalismos ni calurosas bienvenidas, pero la esperanza se mantenía, puesto que en su primer encuentro a los mandos de la escuadra verdiblanca, había obtenido una sorprendente goleada en Valladolid. Tenía dos oportunidades mas para ser considerado el salvador de un descenso que parecía inevitable.
Para ello, formó con: Prats; Otero, Vidakovic, Filipescu, Luis Fernández; Merino, Cañas, Alexis; Finidi, Denilson y Alfonso. También jugaron Cuéllar, Gálvez y Benjamín.
Por su parte, Vicente del Bosque alineó a: Casillas; Geremi, Helguera, Iván Campo, Karanka, Roberto Carlos; McManaman, Redondo, Savio; Raúl y Anelka. En la segunda mitad entraron Karembeu, Balic y Julio César.
Es innegable que el Betis lo intentó. Con Alfonso a la cabeza, arrancó con fuerza y dominio frente a un rival que salió a verlas venir, basando mas su juego en el acierto defensivo que en su poderío atacante. El "mago de las botas blancas" encaraba una y otra vez a sus oponentes, se echaba el equipo a la espalda y entusiasmaba a una grada que no paró de aplaudirle...pero nada. Cañas, por dos ocasiones, marró sendos remates ante Casillas, lo que impidió a los locales ponerse por delante y actuar con mas calma. Así, los madrileños solo tenían que esperar y recoger el fruto del cansancio y la impotencia. Un disparo lejano de Roberto Carlos, pasada la media hora, se colaba en el portal de Prats y alejaba la permanencia de Heliópolis.
De nuevo Alfonso rozaría el gol antes del descanso, pero su soberbio remate de cabeza era repelido por el travesaño. La fortuna no estaba de su parte y el verde esperanza comenzaba a palidecer. Anelka estaría cerca de poner el 0-2 poco después, evitándolo el cancerbero mallorquín en una primera ocasión, algo que no pudo hacer cuando en el minuto 66, el delantero francés dio la puntilla definitiva a los sueños béticos. Restaba poco tiempo para el final del partido y la pesadilla se iba a cumplir. Tras seis temporadas en la máxima categoría, una final copera y tres participaciones en competiciones europeas, el club de las trece barras verdiblancas marchaba vuelta a Segunda.
Aquel sería el principio y el final, por el momento, de Faruk Hadzibegic como entrenador del Real Betis Balompié. Pese a vencer en la última jornada en Soria frente al Numancia, de nada le serviría ya, ni para mantener la categoría ni el puesto. Por su parte, los madridistas no conseguirían el objetivo liguero, pues finalizaron la campaña en quinto lugar, pero el triunfo en la Champions League sería rotundo, al aplastar al Valencia por 3-0 en París.
Estamos ante otra situación parecida, en el fondo, a aquella del año 2000. El descenso acecha y los nombres del pasado vuelven a salir en busca del milagro de la salvación. Pero todavía es posible mantenerse, puesto que, si bien es difícil, queda toda la segunda vuelta por delante. La reacción debe ser inmediata, y para lograr una hazaña de ese calibre, el mensaje de unión debe calar en directiva, cuerpo técnico, jugadores, y como no, en la afición. Social Media for Business here
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