Florentino Pérez y sus dirigentes se temían que el Real Madrid se pudiera derrumbar con la marcha de un entrenador tan omnipresente como José Mourinho, un técnico al que el presidente calificó como "potente". La sombra del técnico portugués abarcaba todos los ámbitos del club y del madridismo. Era más que un entrenador. Era un mánager que marcaba la línea a seguir dentro y fuera del campo. En áreas como la de seguridad, medicina, comunicación y viajes no se daba un paso sin contar antes con su opinión. Hasta los jugadores tuvieron que pasar el filtro de sus opiniones. Para los aficionados era un líder e, incluso, un mesías. Social Media for Business here
La marcha de Mourinho podría tener efectos y consecuencias negativas por la fuerte presión y exigencia que se vivía en el día a día con su método de trabajo. Desde el punto de vista deportivo, en el club se temían que los jugadores cayeran en la relajación que produce liberarse de un jefe que lo vigilaba todo, que les señalaba en sus comparecencias públicas y con el que acabaron distanciándose. El cambio de Ancelotti por Mourinho era radical. Venía una persona de perfil bajo y se iba otra que, desde el punto mediático, acaparaba las portadas de los medios de comunicación con sus palabras, gestos y decisiones.
El Inter de Milán alcanzó los éxitos con el Mourinho más exigente que se conoce. Desde que llegó en 2008 hasta que se fue en 2010 el equipo ganó la Champions, dos campeonatos italianos, una Supercopa y una Copa. Cuando se marchó, los jugadores se desenchufaron y se dejaron llevar hasta tocar fondo. En un partido en el estadio de San Siro los aficionados, decepcionados por la respuesta de sus futbolistas tras la marcha del técnico luso, mostraron una gigantesca pancarta de indignación y añoranza. 'Después de Mourinho nos sentimos huérfanos. Sabía transmitir el sentimiento de pertenencia a estos colores', decía el gigantesco cartel. Se les acusó a los futbolistas de liberarse de la presión y ser menos profesionales.
En el Real Madrid se habló de este asunto y Ancelotti estaba al corriente. Pero la respuesta de la plantilla ha sido la de un grupo comprometido y con un espíritu autocrítico para buscar la mejoría. El inicio de la temporada no fue bueno y se encendieron las alarmas cuando llegaron las derrotas ante el Atlético y el Barcelona. Se dudó de la capacidad de Ancelotti para ganar a los grandes equipos. El técnico italiano apretó a sus jugadores y subió el nivel de exigencia y compromiso hasta el punto de que se vio un comportamiento diferente en los dos partidos contra la Juventus en la Champions. Florentino Pérez respiró y comprobó que la plantilla se había liberado de Mourinho, pero que no había perdido el 'hambre' por seguir ganando.Social Media for Business here
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