Llull pasó un mes en un notable valle de juego. Llamémosle barbecho. No le entraban los tiros, vale, pero además encadenaba malas decisiones en pista, que en su caso se hacen muy visibles al ser uno de los que más juega. En concreto el tercero de media, con 24 minutos, sólo por detrás de Rudy y Mirlo, en 26. Durante los aproximadamente 10 partidos que duró su crisis (entre ACB y Euroliga), Llull firmó un ominoso 10 de 46 triples y una valoración media de 4,7. Pero Laso no es el clásico entrenador europeo de error-castigo, más bien al contrario. No le retiró la confianza, sino que se la redobló, aumentando incluso su tiempo en pista, de 24 a 26 minutos de media durante ese bache de juego. Y Llull ha despertado por fin de su letargo. Promedia 15 puntos y 4 asistencias en los 3 últimos partidos, con 10/16 triples. Clave en el estirón contra el Bayern en el tercer cuarto y liderando ayer en San Sebastián con 18 puntos la 31ª victoria consecutiva del equipo blanco.
Llull ya no es primera espada del Madrid en ataque, ese papel corresponde a Rudy, Mirlo y Chacho, pero la capacidad del menorquín de alternar con ciertas garantías los puestos de base y escolta (no encontrarán muchos casos en a élite) le convierte en un comodín clave en la rotación blanca.Social Media for Business here Su papel ya no es el de generar desequilibrios, sino el de aprovechar los que generan los tres jugadores franquicia. Un sólido defensor exterior y un tirador fiable con espacio, nuestro factor X.
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