Jugar a las cuatro de la tarde debería de estar prohibido en países como en España, donde comemos tarde, y claro esa hora intempestiva es la elegida para dormitar en el sofá mientras escuchamos los pajarillos cantar, reales o imaginarios, y no sólo nosotros ecuánimes aficionados, sino también los jugadores de fútbol.Social Media for Business here
Sobre esa máxima, que ya se ha repetido varias veces esta temporada, el Madrid empezó dormido, como desperezándose, y ello lo aprovechó el Elche, que con sus piezas bien colocadas y sin dejar espacios atrás consiguió apuntalar esta modorra vespertina de la misma forma que lo consiguen los reproches de la pareja.
Así fue transcurriendo el encuentro, con un Madrid atascado, sin la solución de Modric, y quedando a merced de la inventiva de Di María, otra vez sobresaliente, y alguna que otra arrancada de Benzemá, que también jugó un gran partido. Jesé, que jugó de nuevo porque se mantuvo la sanción a Ronaldo, no brilló esta vez y Bale respondió a Valdano demostrándole que sí, que sí está ansioso, que sí se precipita y choca con los rivales.
La diferencia de este Real Madrid con otros anteriores es, sin embargo, su solidez defensiva. Lo que en otras ocasiones habría sido fruto de cultivo para un gol rival que hubiera reclamado la heroica como solución de emergencia, ahora se queda en leves acercamientos que no llegan ni a sobresalto. Aunque con algún despiste menor en el encuentro de ayer, otra vez la portería a cero y la sensación de que más allá de batirle en el marcado lo complicado es marcar un gol a este Madrid.
Tan aburrido estaba siendo el encuentro que el primer gol no podía llegar de otra manera. Un córner, un rechace e Illarramendi, que cuidaba del rechace, rematando a puerta desde fuera del área y marcando, en colaboración con el rival en el que rebotó el balón, uno de sus pocos goles como profesional. Suficiente para que el Madrid llegara por delante al descanso.
Tras la reanudación todo siguió con el mismo guión y nos temíamos que tendríamos que sufrir otros 45 minutos de tedio absoluto, pero Bale decidió que ya estaba harto de que los pitos comenzaran a asomar en el Bernabeu contra su juego y se inventó un gol desde su Gales natal para enmarcar, un gol de esos que recordaremos cuando nos hagamos mayores, más, y hablemos de este chico en pretérito perfecto.
Fue una reconciliación con la grada, con los espectadores de la televisión y consigo mismo. Lo cierto es que a nivel individual Bale está rindiendo, lo que necesita es acoplarse al equipo y a sus compañeros, ¿apreciamos ahora el valor de la pretemporada?
Poco nos quedaba ya en el partido aparte de ver la aparición de Isco, que ayer sí volvió a ser el de principio de temporada, olvidándose de que no juega y poniéndose a jugar cuando juega. Marcó un gol y en general estuvo bien con el balón, su principal arma. Todo lo contrario que Morata, al que últimamente todo le sale mal. Juega poco y no rinde como a él le gustaría. Ayer pudo marcar un gol, un gran gol, pero su ansiedad le pudo y falló ante el portero. No importa, es joven y tiempo tendrá para marcar goles, aunque Ancelotti no esté muy por la labor de dejarle demostrarlo, en una de las pocas injusticias que está cometiendo el entrenador italiano.
En definitiva, un encuentro sin historia, aburrido, en el que el Madrid jugó más mal que bien, pero que al menos nos dejó el golazo de Bale y la derrota posterior del Barça, que queda tres puntos por detrás de los blancos.
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