Aún jugando a menor ritmo que en el Camp Nou, los de Mou superaron a un rival muy difuminado
De nuevo se la hizo el Madrid al Barcelona. Y esta vez jugando al tran tran y con mucha menor intensidad. Le bastó con que Mourinho sacara a Cristiano y ese plus desarboló al Barcelona. [Narración y estadísticas]
Antes fue un partido de solteros contra casados, o casi. Jugando sin ritmo, sin apenas velocidad, conformes todos con las tablas ambos, sin que nadie saliera herido. Eso fue la primera parte de este Madrid-Barcelona descafeinado, que no le importaba a nadie, ni siquiera a los protagonistas. El Madrid salió con más de medio equipo suplente. Y el Barcelona con algunos titulares más, pero sin apostar un euro por algo que no fuera más que la posesión, sin profundidad más que en el gol, cuando se vio exigido. [Fotogalería: las mejores imágenes del partido]
El Madrid puso algo más de alma porque su estilo de juego lo requería. Y aún así fue mucho menor que en el Camp Nou. Marcó Benzema en una buena internada de Morata y el tanto despertó al Barcelona del letargo, no mucho, pero sí lo suficiente para que se despertara de la siesta. Empató Messi en el único balón profundo que encontraron los azulgrana y el resto fue sesteo. Un “toma, dame, yo te dejo pero que toques en tu terreno, aquí no te acerques, tú no salgas”. Todo preventivo, todo buscar lo que lo que no fuera riesgo. El Barcelona sobaba el balón, pero para atrás o en horizontal. El Madrid le presionaba, pero de mentirijillas, sin morder arriba del todo, lo que fuera con tal de no perder la posesión. En suma, un fiasco de partido, más falso que Judas.
El encuentro no se arregló en el segundo tiempo hasta que Mou puso en liza a Cristiano, con lo que el choque ganó en chispa si bien el resto de los jugadores seguían en el campo con cierto desmayo, como si asistieran a un baile de la época victoriana. Un partido de muy baja tensión, el Barcelona porque está físicamente tieso como la mojama, y el Madrid porque no quería ir a nada, guardándose todo y más para el martes.
Aún jugando a medio gas, los blancos hacían más que el Barça, que solo especulaba. Con CR en el campo, el Madrid tenía un plus y en ese plus se llevó el partido en un salto prodigioso de Sergio Ramos que acabó por hundir a un Barcelona muy difuminado. Eso sí, encontró coartada en un penalti posterior a Adriano que Pérez Lasa se comió tranquilamente. De cualquier forma, el Barça no lo habría merecido.
Ficha del partido
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